martes, 20 de julio de 2010

CAPITULO 8: La mejor ubicación y la vuelta a los potreros

8.1.- Al borde del abismo y la mejor campaña

La partida de Osvaldo Castro y un profundo quiebre entre algunos integrantes de las colectividades árabe e italiana -a la que le echó más leña la Prensa- fue el inicio de la incertidumbre de Unión La Calera. Si hasta 1969 -donde terminaron en el décimo quinto lugar- se habían conformado equipos con el ánimo de no descender, la hinchada calerana -exitista como todas- se comenzó a alejar del estadio, donde se acababan de construir los túneles subterráneos .

El año siguiente sería uno de los más difíciles de su historia. Unión La Calera terminó último en una de las series del Campeonato Nacional Regionalizado. En la otra, fue Palestino quien ocupó la posición de rezago. Debieron jugar un par de partidos para determinar cuál de los dos se iría a la Segunda División. El primer cotejo se jugó en Santa Laura y lo ganó el cuadro árabe. En La Calera, ganaron los "rojos".

Eso permitió que, por el momento, la hinchada volviera a las graderías. En el partido de desempate, jugado en Sausalito, Unión la Calera llevó uno cinco mil aficionados. Parecía que volvían los viejos tiempos. Se ganó por dos goles a uno y se mantuvo la categoría. La ciudad volvió a vivir una fiesta como las de antaño.

El quillotano Romulo Betta, ex seleccionado chileno y campeón con la Universidad Católica, quien jugó cuatro años en Unión La Calera, (fue compañeros del "Mago", el "Pata" y Pedro Graffigna), recuerda esa "gesta". "El primer partido lo jugamos en Santiago y perdimos cuatro por uno. Luego en la revancha en La Calera, ganamos cuatro cero. Se jugó un tercer partido en Sausalito. Muchos caleranos fueron a apoyar al club. Fue una jornada dramática. En los 90 minutos empatamos y se tuvo que jugar un alargue donde se mantuvo la igualdad a uno. Y, por la diferencia de goles -gracias al tanto marcado en el primer partido, logramos mantenernos en Primera División".

En el torneo de 1971, se armó un plantel más competitivo. Llegaron el arquero Irineo Casco, Guillermo Duarte y Elvio Porcel de Peralta entre otros. Al final de temporada se logró la mejor ubicación en la historia del club: el sexto lugar del campeonato. También hizo historia Elvio Porcel de Peralta. Le pegó al árbitro Juan Carvajal. Sin embargo, el divorcio con la hinchada ya era un hecho irremediable.




8.2.- Los síntomas de la debacle que se acerca

El dirigente Miguel Baglietto, en una entrevista a la Revista "Estadio", se quejaba. "Hace años, cuando estábamos en el Ascenso, Unión La Calera tenía muchos, muchísimos hinchas más de los que ahora tiene en Primera División. Eso mismo hacía que el club fuera más poderoso también desde el punto de vista institucional. Hoy en día el club sólo subsiste por el esfuerzo de algunos de sus dirigentes y la ayuda de la industria...".

En 1972 la situación era más crítica, la misma Revista "Estadio" editorializaba con el caso de Unión La Calera. "La ciudad no ha tomado muy en serio a su club de fútbol y cada cierto tiempo vienen crisis de dinero, de directivos o jugadores. Ha habido serio incidentes en su cancha, se ha castigado a sus dirigentes y jugadores y el ambiente siempre ha sido tenso. El presidente Miguel Salipa mantiene un agrio duelo verbal con la Central".

"Por otra parte -agrega- hay un grupo de cracks que no lleva una vida privada muy privada que digamos, lo que obliga a los directivos a aplicar sanciones. Y, así se ha producido esta especie de enfrentamiento en que los jugadores entran a la cancha sin importarles mayormente el resultado del encuentro ni la ubicación que tienen en la tabla. Lo único que les interesa es hacer un foul grande y descalificador los antes posible para irse a sus casas rápidamente".

También había problemas en lo económico, "los socios de Cemento Melón se sienten defraudados por la Central, y por lo mismo están dejando de pagar sus cuotas, con el resultado que todos los lectores deben comprender". Pese a todo, Unión La Calera terminó en la décimo cuarta posición en un torneo que había vuelto a ser de todos contra todos y en dos ruedas.

Sin embargo, el plantel de jugadores estuvo a punto de ganar el ranking del "equipo más desagradable del torneo". Resultó segundo, sólo por un punto, después de Unión San Felipe. Tuvo trece expulsados en el campeonato, Muchas veces esas expulsiones le costaron partidos a Unión La Calera.

En la entrevista a Miguel Baglietto dejaba en claro que el problema también era institucional "el año pasado (1972) terminamos tres personas a cargo de la institución. Los demás fueron desapareciendo de a poco. Puede ser que la razón que hayan tenido fuera la falta de apoyo de la ciudad. Muchas veces nos ha pasado que recurrimos al comercio, por ejemplo, para financiar pequeños gastos y sólo hemos recibido negativas".


8.3.- Cuando le descontaron hasta las sábanas al "Mago"

El mismo Miguel Baglietto se hizo cargo de la presidencia del club para la campaña de 1973. Se trajo como entrenador a Jorge "Mosco" Venegas y como preparador físico a Sacha Mitjaew. Se conformó un plantel nuevo con Raúl Briones, Freddy Mena, Julio Tapia, José Alam, Esteban Riffo, Ricardo Díaz, Manuel Jopia, Juan Verdugo, Manuel Cataldo, Héctor Barría, Héctor Olivos y Manuel Soto, entre otros.

Un férrea Comisión de Disciplina -conformada por Jorge Arancibia y Jorge Amaro- puso las cosas en su sitio. Incluso el equipo alcanzó a interesar a la exigente hinchada calerana con la obtención de nueve de los diez primeros puntos en disputa. Se esperaba que el público volviera a las graderías y se superaran los problemas económicos.

Eran tantas las esperanzas que se seguían construyendo graderías en el Estadio Municipal. "Actualmente se está cerrando el codo sur con la construcción de una nueva tribuna, lo que le dará una capacidad de 15 mil personas sentadas, y apretándose un poco pueden llegar hasta veinte mil". El promedio de espectadores era de cuatro mil personas. Sólo se esperaba la visita de Colo Colo para tener más gente y cubrir una planilla de 400 mil escudos.

Sin embargo, debieron esperar bastante para que Colo Colo llegara a cumplir su compromiso con los "rojos". El Golpe Militar del 11 de septiembre de 1973 hizo que muchas manifestaciones masivas se prohibieran durante un tiempo. Unión La Calera, que funcionaba en un pequeño cuarto -pues en el terremoto de 1971 se les había caído la sede- perdió a varios jugadores, que prefirieron emigrar a otros clubes o irse del país.

Pese a todas las problemas de un año complejo en todos los aspectos, Unión La Calera logró mantenerse en pie y salir adelante. Incluso se hablaba de un "club pobre, pero honrado", que hizo buena campaña sin grandes precios ni "cracks". De todos modos, los caleranos aportaron varios jugadores jóvenes y de talento al fútbol nacional, como Mario Caneo, Hernán Castro, Raúl Briones, Alejandro Mesías y José Alam, entre otros. Al final del torneo el equipo calerano se clasificó en el décimo lugar.

Fue el año de la despedida de Manuel "El Mago" Saavedra, quien no salió como correspondía a un ídolo. "Partí, porque me echaron. El problema venía de un poco antes. El técnico me había dejado afuera pues los dirigentes había `arreglado´ un partido para que Unión San Felipe se salvara del descenso. Cuando me fui del club, me descontaron hasta las sábanas que había ocupado en la Casa del Jugador".

8.4.- El año en que Unión La Calera volvió a Segunda

Sin embargo, la campaña de 1974 sería la última, en su primera etapa, de Unión La Calera en Primera División. Había sobrevivido demasiado a una crisis institucional y deportiva de larga data. La Revista "Estadio" decía que "cada año que pasa da la sensación que es el último de esta institución y que en la próxima temporada estará presente en el torneo, porque económicamente está arruinado".

Muchos de los jugadores partieron. Trece de ellos dejaron el cuadro "rojo", sin que el club recibiera mayores ingresos por sus pases. Era un año de crisis económica en el país y el fútbol también estaba complicado. Bajo la conducción de José María Lourido se formó un cuadro con jugadores jóvenes, de la zona, y algunos experimentados, que estaban al borde del retiro.

El arquero Ricardo Díaz Visharovic que era titular en ese año, recuerda que "había muchos jugadores de casa y llegaron el uruguayo Alberto Ferrero, Manuel Rojas, Johny Ashwel, Víctor Díaz y Jaime Aravena, entre los más conocidos. Hasta la quinta fecha íbamos segundos y se creía que, por lo menos, repetiríamos la campaña de 1973. Sin embargo, de improviso comenzamos a perder y hasta por goleadas" (San Luis les ganó seis por uno en La Calera). Las cifras de un partido, con Wanderers, señalaban que habían ido 213 personas a la cancha, con 60 socios del local y 23 de la visita.

La hinchada se comenzó a alejar del estadio, "algunos dirigentes -asegura Ricardo Díaz- prefirieron partir al Mundial de Alemania (donde jugaban Elías Figueroa y Osvaldo Castro). El club quedó a cargo de la secretaría rentada, la Teresita Ibacache, que veía todo. Viajábamos con ella y hacía verdadera magia para pagarnos los juegos, cuando podía. Teníamos apenas un juego de camisetas. Eran de popelina y las había regalado el jugador Abel González, que tenía un local de ropa deportiva".

Ricardo Díaz reconoce que también hubo problemas de disciplina. "También problemas entre nosotros, pues nos culpábamos unos a otros de las derrotas. Como arquero era uno de los que debía asumir mayores responsabilidades. También el técnico. Sin embargo, todo era reflejo de una larga crisis, de una mal manejo directivo y técnico. Varias fechas antes que terminara el torneo todos nos daban por descendidos".

Sin embargo, "se contrató como entrenador a Ramón Estay y nos comenzamos a recuperar y ganamos varios partidos. Incluso superamos a San Felpe que terminó último. Siempre he pensado que si José María Lourido hubiera partido antes, nos habríamos salvado. Pero si no caíamos a la Segunda División ese año, quizás habría sido el próximo".

El 26 de enero de 1975 ya se sabía que Unión La Calera había vuelto a la Segunda División. Aún faltaban fechas por jugarse. Terminó en el 17 lugar con 19 puntos. Ultimos, con 15 puntos, terminó Unión San Felipe. La crítica deportiva fue lapidaria y, quizás, un poco injusta.

Después de hacer un recuento de los lugares que los "rojos" ocuparon en su estadía en Primera División, la Revista "Estadio" señaló: "No puede decirse -si se habla con objetividad- que el fútbol de honor le deba algo a Unión La Calera. Sólo habrá que agradecerle al instituto calerano el aporte de un excelente jugador, Osvaldo `Pata Bendita´ Castro".

8.5.- Cuando los jugadores trabajaban en el "Empleo Mínimo"

Había que partir de nuevo. Sin mayor respaldo que la pasión, un grupo de dirigentes y otro de jugadores trató de armarse un equipo. Sin embargo, la crisis era profunda. Ricardo Díaz Visharovic dice que quedaron muy pocos jugadores en el plantel. "Yo partí al norte, pero seguí ligado por amistades con La Calera. Supe que la situación era tan mala que a los jugadores les pagaban por el Empleo Mínimo".

Hay jugadores que recuerdan que "teníamos que llegar al estadio a las ocho. Durante dos horas nos dedicábamos a acarrear ripio, llevar piedras de un lado a otro o pintar algunas murallas. A las diez nos deteníamos para entrenar hasta el mediodía. Los domingos, cuando nos tocaba jugar afuera, nos daban una bolsita con jugos, sandwiches y frutas. Muy rara vez comíamos en un restaurante. Viajábamos en unas micros muy malas".

El ex arquero Luis "Tato" Pérez recuerda que alguna vez enfrentó, en partido amistoso, a Unión La Calera con algún cuadro de Cemento Melón. "Llevé a mi hijo mayor, Waldo, para que jugara al arco. Atajó bastante y Nicolás Chahuán se me acercó y me dijo que dejara a mi hijo. Pregunté cuánto pensaban pagarle. Me respondió que unos tres mil pesos. Le dije que no. Yo, como propina en el día de pago, le daba diez mil pesos a mi hijo. Prefería que hiciera otra cosa".

La crisis no daba para más. Además, el país vivía una situación económica angustiante. El fútbol no era prioridad de los caleranos. Se pensó claramente que había que cerrar las puertas de la institución. La Asociación Central de Fútbol resolvió asumir la responsabilidad e intervino la administración de Unión La Calera. El destacado dirigente de Wanderers, Jorge Lafrentz (padre) y el coronel de Ejército Luis Zúñiga se hicieron cargo de los "rojos".

El club subsistió a duras penas, pero mantuvo su categoría de institución de Segunda División. La fuerza de los "rojos" se sustentaba en la cantera de las divisiones inferiores y los jugadores que destacaban en los clubes de aficionados de la zona. Sin embargo, en muchas oportunidades, Unión La Calera estuvo a punto de dejar de ser un club profesional.

El dirigente Arturo Chahuán Issa, recuerda que "a mediados de 1978, llamaron a varias personas de la ciudad. Nos dijeron claramente `cerramos el club o se hacen cargo´. Asumimos la responsabilidad que fue muy difícil. Estaban, entre otros, Manuel Rocha, Nicolás Chahuán, Nazzar Chahuán, Rodolfo Chahuán, René y `Lilo´ Durán, Arturo Arancibia, Bichara Chahuán y varios más. Era un tremendo desafío. No teníamos casi nada, pero nos unía un sentimiento muy fuerte por Unión La Calera". Comenzaba una nueva etapa.

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