5.1.- Cuando todos sabían quién iba a ser el campeón
Entonces, la División de Ascenso del Fútbol Profesional se había convertido en una gran competencia. En 1956 militaban en la Segunda División clubes del prestigio de Iberia, Santiago National y Universidad Católica que habían bajado de la División de Honor. Además, se integraron San Bernardo y Deportes La Serena. Los demás equipos eran Alianza de Curicó, Trasandino de Los Andes y Universidad Técnica.
Sin embargo, desde un comienzo se sabía que el campeonato estaba dispuesto para el ascenso de Universidad Católica. "Era muy difícil -dice Nelson `Chueco´ García- ganar ese torneo. Estaba todo preparado para que el campeón fuera Universidad Católica. Incluso, en un partido que jugábamos con ellos, el árbitro Domingo Santos, cobró en contra de nosotros un penal que había ocurrido en el área de ellos".
Sin embargo, Unión La Calera -lo del club "Unión" ya era parte del pasado- hizo un excelente campeonato, al mando del entrenador Sergio Cruzat. "Durante gran parte del año -recuerda Luis `Tato´ Pérez- estuvimos disputando el primer lugar. Además, teníamos a los argentinos Luis Wilson y José María Lourido, que, para los periodistas de entonces, eran parte del equipo ideal del torneo. Yo alterné en el arco con Alfredo Avilés".
Como lo anticipaba Nelson "Chueco" García, al final del torneo de 1956 el campeón fue Universidad Católica. Unión La Calera llegó en tercer lugar, después de una meritoria campaña. El club ya se había metido en el corazón de los caleranos que domingo por medio se trataban de acomodar en las graderías del Estadio Municipal, que lentamente se iba convirtiendo en el complejo deportivo que soñara el alcalde René Aravena Laborde.
Sonia Aravena -hermana del alcalde- recuerda que "acompañábamos al equipo a todos lados. Los viajes eran en tren o en una micros de la `Andes Mar Bus´. Se podía ir al fútbol en familia. Entonces no eran tan fanáticos ni garabateros. Se apoyaba al equipo con gritos y plumeros. Había más respeto. En nuestro estadio aún estaba sólo la malla y la pista. Recuerdo que solamente una vez vi un incidente. Un hincha de otro equipo le hizo un corte con un cuchillo en un brazo a Salvador Mussa".
5.2.- El "equipo argentino" de Unión La Calera
El campeonato de la División de Ascenso siguió creciendo en cantidad de competidores y en prestigio. En 1957 aumentó a diez clubes. A las instituciones señaladas, se unieron Santiago Morning -que había bajado de la División de Honor- Lister Rosell y San Fernando.
Ese año, el equipo de Unión La Calera estaba a cargo del entrenador argentino Ufano. Se encargó de armar un cuadro donde los transandinos ocuparon casi todos los puestos. La nómina incluía al arquero Luis Moscoso, a Víctor Fanelli, a José María Lourido, a Salvador Biondi, a Luis Wilson y a Heraldo Ferreiro, entre otros.
Ese año, Luis "Tato" Pérez había sido relegado a la condición de tercer arquero. Un homónimo, Luis "Mocho" Pérez disputaba el puesto con el argentino Moscoso. "Le decían `Mocho´ -recuerda el `Tato´Pérez- porque le faltaban dos dedos de una mano. Yo tuve que partir a Unión Española ese año. Reemplacé por seis meses, en Unión Española, al arquero de la Selección Chilena, Francisco Niestche, que había sido suspendido en el Sudamericano".
Durante ese año se jugó, en La Calera, un recordado partido con la Selección Chilena. En el arco de la escuadra nacional venía Sergio "Sapo" Livingstone. "En un momento -recuerda el dirigente Sergio Olave- el árbitro cobró un penal a favor nuestro. Tomó la pelota el `Negro´ Wilson y le hizo un gol de `rabona´ al `Sapo´ Livingstone, a quien le pareció una burla la jugada y salió persiguiendo al argentino".
Pese al indudable talento de los argentinos, el equipo no funcionó como se esperaba. Nelson "Chueco" García recuerda que "era difícil jugar con los argentinos. Eran buenos futbolistas, pero mandaban más que el entrenador. Hacían lo que se les antojaba y sólo se pasaban la pelota entre ellos. Una vez decidieron que `El Chato´ Araya no iba a jugar más porque se había perdido un gol". Entonces, aún se les pagaba a los jugadores por partido jugado y los argentinos no dejaban jugar a otros.
Los continuos roces entre los chilenos y los argentinos -que incluso vivían juntos en una casa que les arrendó el club- hicieron que se perdieran varios partidos claves. Al final del campeonato Unión La Calera sólo se quedó con el tercer lugar del torneo. Deportes La Serena fue el campeón.
5.3.- La primera sede oficial de Unión La Calera
En los primeros años en el fútbol profesional, Unión La Calera ocupó como sede una serie de lugares. Luis Orlando Anabalón recuerda que "las primeras reuniones se continuaron haciendo en locales que habían sido el sitio de reunión de los clubes fundadores del club. También se ocupaba mucho el salón de la Fuente de Soda `La Selecta´ de Salvador Cupaiolo, el Club Arabe o la sede del Casino de Empleados de Cemento Melón".
Por su parte, Sonia Aravena, recuerda que "en la avenida Latorre había una antigua casa que fue de los Huici. Era grande, de dos pisos, construida con adobes y argamasa de huevos y cal. Esa propiedad la compró un señor que era el contador de la Hacienda El Melón. Cuando quiso venderla, se la ofreció a mi papá -un industrial en gaseosas y comerciante- quien no quiso comprarla.
"Mi hermano Pepe (el alcalde Ramón Aravena) preguntó en que andaba este señor y le dijeron que vendía la casa, que era una especie de hotel o residencial. Como se vivía un furor por Unión La Calera y a los jugadores había que andarles buscando casas, hoteles o residenciales -la de Gilda Flores era la más concurrida por los jugadores- se interesó en comprarla para el club y crear allí un lugar para las reuniones y alojar a los jugadores que venían de afuera".
Sonia Aravena asegura que el dinero para comprar la antigua casona se reunió en un día. "Pusieron una mesa afuera de la Fuente de Soda `La Selecta´ y se dedicaron a vender acciones para la compra de la casa. Recuerdo que había un vendedor de cigarrillos a quien le llamaban `Luchito Cigarro´. El fue uno de los primeros en comprar. Una veinte personas también lo hicieron. Entre ellos, Sabino Chahuán, Salvador Cupaiolo, Ramón Aravena, Gustavo Varas y Nicolás Chahuán.
"Se decidió que se compraría a nombre de Nicolás Chahuán y otros, pero con una cláusula que señala que no se puede vender y que sería destinada, exclusivamente, como sede de Unión La Calera. En poco tiempo se habilitó y tuvo hasta un casino. Sin embargo, el terremoto de 1965 la dejó en muy malas condiciones y se tuvo que demoler. Después se reunían en sedes que arrendaban en varias partes, hasta llegar a la de Balmaceda".
5.4- El año en que se inauguró el estadio
El campeonato de Segunda División de 1958 revivió el antiguo clásico entre caleranos y quillotanos. San Luis -por un polémico asunto reglamentario- había bajado al torneo de Ascenso.
Ese año, el 1º de mayo, se inauguró el Estadio Municipal de La Calera. Una antigua crónica de la Revista "Estadio" recuerda el enorme acontecimiento, que tenía orgullosos a los caleranos.
"Encontrar en una ciudad de provincia -escribió un cronista anónimo- un campo deportivo que disponga de las comodidades que ofrece el flamante Estadio Municipal de La Calera es prácticamente imposible. No se trata sólo de un cancha de fútbol sino de todo un complejo deportivo, que incluye hasta una piscina olímpica, lo que debiera ser imitado en otras ciudades e incluso en la capital".
Sonia Aravena quien vivió todo el proceso de la construcción del Estadio Municipal dice que "el estadio se debe a la acción de mi hermano, el alcalde Ramón Aravena Laborde y el alcalde Diego Lillo. Ellos, durante un largo tiempo, se turnaron en la alcaldía, pero nunca dejaron de continuar uno tras otro, los trabajos en el estadio. Hacían verdaderos malabares para conseguir recursos. Siempre he creído que el estadio debió llamarse Aravena-Lillo o Lillo-Aravena".
En el plano futbolístico, para la campaña de 1958 se optó por un cuadro "más de casa". Aparecieron jugadores como Antonio Vargas, Roberto Leal, Sergio Espinoza, Hector Leiva, Sergio Cabrera y otros. También se habían consolidado el arquero Luis "Tato" Pérez, que el año anterior había jugado en Unión Española y Nelson "Chueco" García.
Héctor "Tito" Leiva, que en esa época, hacía sus primeras armas en el fútbol profesional calerano. Recuerda que, "pese a que el campeonato era de gran calidad y teníamos un estadio flamante, a veces las canchas donde nos tocaba ir a jugar, no eran tanto. Mis primeras visiones de esos años tienen que ver con el utilero Manuel `Chimilongo´ Castro.
"Entonces -agrega- los jugadores usábamos zapatos con estoperoles de suela pegados con tachuelas. El debía correr todo el partido con una `pata´ de fierro por la orilla de la cancha. Cada vez que un estoperol se gastaba nos hería el pie. Entonces, llamábamos al `Chimilongo´ para que usara la `pata´ para doblar el clavo".
San Luis, que había mantenido casi todo su plantel de la División de Honor, logró fácilmente el regreso a la División de Honor. Unión La Calera, mostrando una gran cantidad de jugadores jóvenes, consiguió un más que honroso cuarto lugar. Sería la base de un proceso que daría sus frutos en algunos años más.
5.5.- Cuando los goles se pagaban con camisas
Después de cinco campañas en el fútbol de la División de Ascenso el fervor de los caleranos no decaía. Habían vivido años de bastante éxito institucional y deportivo. Unión La Calera no era sólo un equipo de fútbol, sino también tenía ramas de básquetbol, tenis de mesa y natación, entre otras disciplinas. Incluso, los basquetbolistas jugaban, por las mañanas, con los mismos equipos que, por las tardes, enfrentaban los futbolistas.
Hasta entonces, los presidentes habían sido varios. Luego del mandato de Ramón Aravena Laborde, lo habían sucedido Manuel Labra, Rodolfo Mateluna, Julio Henríquez y Héctor Correa. También la banca había tenido a numerosos entrenadores: el italiano Pretto, Sergio Cruzat, Raúl Román, Soto, Ufano, Julio Varela, Salvador Biondi y Donato Hernández.
Justamente, el extrovertido argentino Donato Hernández tuvo a su cargo el cuadro "rojo" en la campaña de 1959. Con él se conformó la base de un proceso deportivo que esperaba conseguir el ascenso a la División de Honor. A los jugadores que eran parte del plantel, se sumó un goleador de fuste, el wanderino Raúl "Chico" Torres.
El ex dirigente Sergio Olave Castillo, quien también era un reconocido sastre de la ciudad, recuerda que , "se me ocurrió crear un incentivo para los goleadores del equipo. Entonces, estaban de moda las camisas `Grimo´ y me comprometí en regalar una de estas prendas, por cada gol que se hiciera, a los autores de los tantos. Sin embargo, Raúl `Chico´ Torres hacía casi todos los goles y se llenó de camisas, lo que generó más de un problema entre los jugadores, por lo que me pidieron suspender el regalo".
Al final del torneo de 1959, Unión La Calera volvió a ocupar el tercer lugar, luego de ser protagonista del campeonato. Pese a la nueva decepción, se mantuvo gran parte del cuadro y en la competencia de 1960 se esperaba que, por fin, se lograra ascender. Sin embargo, realizando su peor campaña en la Segunda División, Unión La Calera resultó sexto entre diez competidores. Ese año subió a la Serie de Honor, el cuadro de Green Cross, quien había descendido sólo el año anterior.
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