martes, 20 de julio de 2010

CAPITULO 12

12.1.- La celebración de los 50 años

El 26 de enero de 2004, en los salones del Club de Campo Melón, se realizó la ceremonia de celebración de los 50 años de Unión La Calera. En realidad, la fecha recordaba la fundación de "Deportes La Calera". El Club "Unión" de la Calera fue oficialmente creado el 15 de abril de 1955, al fusionarse "Deportes La Calera" con los clubes de Cemento Melón.

Aparte de la ceremonia, que estuvo presidida por el presidente de la Asociación Nacional de Fútbol, Reinaldo Sánchez, también hubo -el sábado siguiente- una gran fiesta popular en el Parque Municipal "Alcalde Ramón Aravena Laborde", que recuerda al primer presidente del club calerano.

En el acto principal estuvieron presentes jugadores y entrenadores de todas las épocas de Unión La Calera. Fue un reencuentro emotivo. También fue la ocasión para que Arturo Chahuán Issa hiciera entrega del cargo de presidente al empresario Camilo San Martín. Asimismo, se lanzó una revista que relata brevemente la historia del fútbol calerano y, especialmente, de los "rojos".

La celebración de los 50 años de Unión La Calera encontraba a la institución en un excelente pie económico y deportivo. Contaba con una administración eficiente y un grupo de jugadores que se había consolidado a través del proceso que se iniciara en los duros años de los "rojos" en la Tercera División.

Además, contaba con el respaldo de Cemento Melón que aportaba una importante cantidad de dinero a las arcas caleranas. Sin embargo, las fiestas por el cincuentenario del club quedaron rápidamente atrás. Había que conformar un plantel ganador para la temporada de 2004. Se acuñó el eslogan de "Ahora es Cuando" para graficar la esperanza de volver al Fútbol de Honor. Con el tiempo se convirtió en "Ahora o Nunca".

12.2.- Los percances de José Luis Siviero

Se contrató como entrenador para la temporada al ex centrodelantero uruguayo Jorge Luis Siviero. Este fue un goleador insigne que se lució en Cobreloa -vicecampéon de América en los años 80- y que como director técnico había cumplido muy buenas labores en varios clubes.

Se mantuvo lo que quedaba de la base del ya antiguo plantel campeón del torneo de la Tercera División en el 2000 y llegaron otros con el nuevo entrenador. También se hicieron pruebas de jugadores del fútbol campo amateur.

El cuadro calerano debía enfrentar un campeonato complejo, dividido inicialmente en tres grupos: Norte, Centro y Sur. Unión La Calera lo hizo en el grupo Centro. Pese a que San Luis había logrado subir desde la Tercera División -para actuar como invitado en la Primera B- la división en grupos impidió que reviviera, oficialmente, el clásico.

Sin embargo, pese a que se le dieron todas las condiciones, José Luis Siviero partió mal y con el mayor adversario. Perdió la Copa "El Observador" con San Luis de Quillota. El comienzo del torneo tampoco le fue muy propicio al entrenador uruguayo.

Alcanzó a dirigir apenas tres partidos. El 7 de marzo venció como local a Magallanes y luego perdió, sucesivamente, con Melipilla y O´Higgins. Se comenzaron a levantar voces que pedían su partida. Hasta el alcalde Roberto Chahuán exigió "que se hicieran cambios radicales", sin nombrar al entrenador, para quien iban dirigidos los dardos.

El jueves 25 de marzo, luego de caer en un amistoso con Universidad Católica, José Luis Siviero, decidió dejar el equipo. Señaló que había aceptaba una oferta del club venezolano Unión Atlético Maracaibo, que jugaba en la Copa Libertadores. Para muchos caleranos operó "la mano de Dios" porque todos querían que el director técnico se fuera.

12.3.- La llegada de un "Torpedo"

Ante la situación planteada, la directiva decidió darle una nueva oportunidad al ex futbolista profesional y ex seleccionado chileno Alfredo "Torpedo" Núñez. Este estaba a cargo de las divisiones menores de Unión La Calera y, antes, había dirigido el primer equipo, sin mucho éxito. Realmente era una opción de emergencia, pues se esperaba contratar un nuevo entrenador luego de terminar la primera fase del torneo.

Alfredo Núñez hizo varios cambios en el equipo. También tomó decisiones duras con algunos jugadores. Debieron partir, por problemas de disciplina, Jonhy Lillo y Francisco Cañete. Se sumó a ellos el delantero uruguayo Marcelo Suárez, por bajo rendimiento. También estuvo a punto de partir Cristian Díaz, quien no aceptó las condiciones del finiquito. Un tiempo después debió partir el arquero Guillermo "Memo" Quiñones.

Sin embargo, se sumaron el argentino Héctor Pericás y, algunas figuras jóvenes que se habían consolidado, como Diego González y Jorge Vargas (luego serían llamados a una selección nacional juvenil) y José Rojas, entre otros.

En los primeros partidos, el equipo de Alfredo Núñez no levantó cabeza. Perdió con Santiago Morning y Magallanes. Pero después de ambas derrotas, comenzó una campaña que dejó a los caleranos con la boca abierta. Unión La Calera se mantuvo durante doce partidos invicto.

Sin embargo, la hinchada no regresó al estadio (y no lo había hecho desde el año 2000). El campeonato era demasiado complejo y largo para ir a ver al cuadro calerano desde las graderías. Los "rojos" clasificaron entre los primeros en la primera fase y Alfredo Núñez se afianzó en su cargo.

CAPITULO 11:

11.1.- Los años en Tercera División

La nueva caída de Unión La Calera a los "potreros" de la Tercera División dolió mucho en la ciudad. Las promesas de no perder la categoría de club profesional nuevamente no se habían cumplido. La hinchada se alejó de las graderías. Además, la institución estaba en una crisis de la que nadie quería hacerse responsable.

Era difícil encontrar interesados en hacerse cargo de un club deportivo quebrado deportiva, económica y administrativamente, que, además tenía que jugar un torneo de bajo rango. En una asamblea realizada en la Cámara de Comercio, el empresario José García Cabrera se levantó y entregó una lista con treinta personas que se haría cargo del club.

Con José García Cabrera, llegó un grupo de empresarios de la ciudad que asumieron la responsabilidad de mantener viva la institución. Entre ellos, un experto en crisis, Arturo Chahuán Issa, y varios de los más representativos exponentes de la Colonia Arabe, Alexis Chahuán, Bichara Chahuán, Rodolfo Chahuán, Roberto Chahuán, Patricio Jadue, además de José Manuel Belmar, Cecil Jaime, Fernando Toro Foncea, Ramón García, Remo Betta, entre varios más. Luego se unirían otros representantes de la comunidad calerana. Debieron empezar casi de la nada.

Aunque armaron un plantel bastante competitivo para la temporada de 1996 -bajo la presidencia de José García- al final del campeonato llegaron a la Liguilla Final. Sin embargo, todo estaba dado para que el campeón fuera Santiago Morning. Así ocurrió.

Sin embargo, la institución ya había conseguido ordenarse administrativamente e, incluso, asumir deudas de las anteriores administraciones. En 1997, el cuadro de Unión La Calera estuvo a punto de subir de categoría. Sin embargo, en una tarde aciaga en el Estadio Municipal "Nicolás Chahuán Nazar", y ante miles de esperanzados caleranos, perdió la posibilidad ante la Universidad de Concepción. En 1998, pese a que los "rojos" volvieron a estar en las etapas finales, el ascenso lo consiguió Deportes Colchagua.

De todos modos, el público había comenzado a volver a las tribunas. En 1999, se registró el récord histórico en asistencia al estadio calerano. En la final, con Deportes Talcahuano, se contabilizaron 16 mil personas. Se fueron desconsoladas. Desgraciadamente, sólo se consiguió el vicecampeonato. Había que seguir en Tercera División.

11.2.- La feliz campaña del año 2000

El nuevo siglo encontró a Unión La Calera viviendo la culminación de un proceso deportivo. Pese a que, unos años antes, se habían cambiado las bases del campeonato y sólo se permitía a jugadores menores de 23 años, se logró consolidar un plantel de calidad, bajo la dirección técnica del ex seleccionado chileno Rodolfo Dubó. La presidencia del club estaba a cargo de Alexis Chahuán.

El campeonato partió con un reconocimiento del fútbol chileno a Unión La Calera. La ceremonia de inauguración del campeonato de Tercera División del 2000 se realizó en el Estadio Municipal de La Calera. Los "rojos" también dejaron su huella en la jornada. Golearon a San Antonio por cinco goles a uno y se inició el fervor en la ciudad.

El equipo mantuvo la punta gran parte del campeonato. Las victorias fueron parte de la historia de todos los domingos. Sólo en la séptima fecha, Unión La Calera perdió el invicto ante CTI. Sin embargo, igual terminó como puntero en su grupo. En la Segunda Fase del torneo, los "rojos" sólo perdieron un partido (con Barnechea) y empataron otro (con Copiapó).

Para la Liguilla Final clasificaron Iberia, Copiapó, Constitución y Unión La Calera. Ganaron a Iberia por dos a uno, comenzando con tres puntos el torneo. Luego debieron ir a Copiapó en una tarde triste para el fútbol, donde hubo agresiones entre las hinchadas y dos niños heridos graves a pedradas. Además de una derrota calerana por dos a cero. Las penas se pasarían en Constitución donde se logró una victoria de dos a cero.

Así se llegó al primer partido en casa, donde con ocho mil personas en las graderías se logró una victoria frente a Constitución. Luego se derrotó a Iberia en un estrecho encuentro. El jueves 7 de diciembre de 2000, con una impresionante cantidad de unos 15 mil hinchas en las graderías del Estadio Municipal "Nicolás Chahuán" se logró el triunfo, por dos a uno, contra Copiapó y el ascenso a la Segunda División.

El largo y duro peregrinaje por las canchas de la Tercera División le dio un sabor especial a la victoria calerana. La ciudad se desbordó de alegría y salió a las calles a celebrar la victoria como lo había hecho siempre. Los festejos se alargaron toda la noche y siguieron por varios días. Unión La Calera había vuelto al fútbol profesional. La primera etapa del proceso se había cumplido.




11.3.- El regreso al fútbol profesional

Después de cinco temporadas en el fútbol de Tercera División y tras un exitoso proceso -que se alargó por varios años- de búsqueda de jugadores que, se suponía debían consolidarse en la Segunda División, Unión La Calera inició su participación en el torneo de Ascenso de 2001, bajo la presidencia de Arturo Chahuán Issa. Se pretendía ser campeón o vicecampeón para llegar a la serie de Honor.

Sin embargo, no se pudo retener al entrenador Rodolfo Dubó y a varios jugadores que habían sido importantes en la obtención del campeonato anterior. De todos modos, quedó gran parte de la base del equipo campeón, al que se agregaron el portero Waldemar Méndez, Luis Abarca, Francisco Pinto y Juan Salinas, entre otros.

Se contrató como entrenador a Horacio Rivas, un ex jugador de Universidad de Chile, cuyo carácter generó más de un problema con la prensa y el público. Aunque, con las primeras derrotas, bajó la cantidad de público en las graderías, el club era uno de los pocos del país que estaba consolidado económicamente.

Pese a que el equipo jugó bien la mayor parte del campeonato, lo que llevó a ilusionar a los caleranos, algunas derrotas claves lo dejaron rápidamente fuera de toda opción de subir a la División de Honor. Los "rojos" debieron conformarse con un honroso sexto lugar.

El torneo de 2002 fue testigo de la vuelta de Manuel Gaete al mando del primer equipo. Fue un año de ajustes económicos, partieron varios jugadores y los refuerzos no fueron muchos. También partió, vendido a Palestino, Joel Estay el goleador del cuadro, Entre los escasos refuerzos destacó el paraguayo Adelio Salinas.

Unión La Calera, bajo el mando de Manuel Gaete, no logró hacer una buena campaña. A mitad de campeonato fue cambiado por Hernán Ibarra, que se enfrascó en algunas disputas vanas, después de algunos malos resultados.

Encontró que la cancha del Estadio Municipal Nicolás Chahuán "era un potrero para pastar vacas y no para jugar fútbol", pese a que el coliseo había sido refaccionado con una millonaria inversión. El alcalde Roberto Chahuán le respondió en su peculiar estilo. Pese al estado del campo de juego, el equipo "rojo" repitió el sexto lugar del año anterior. Hernán Ibarra se fue a Everton.

11.4.- El año de las lesiones y del regreso de Cemento Melón

La competencia de 2003 tuvo nuevamente a Unión La Calera como uno de los cuadros favoritos. Se había hecho una buena caja en la parte económica y se trajeron refuerzos de categoría. Entre ellos, los argentinos Héctor Pericás y Nestor Zanatta, el portero Camilo Benzi, Pedro Jaque, Carlos Cáceres (un goleador que estuvo sólo medio año), Franyo Flores, Cristian Abrigo, Carlos Medina, Rodrigo Garrido y Oscar Díaz, entre otros.

Cada vez quedaban menos de los jugadores que habían iniciado el proceso que culminó con el campeonato de 2001. También llegó un nuevo entrenador: Luis Marcoleta, un goleador de los años 80, que había vestido la tricota de los "rojos" en algunos años de esa década. Sin embargo, en los primeros partidos, con la fractura de Oscar Díaz -en un partido en Ovalle- apareció un fantasma que acompañaría al cuadro durante todo el año: las lesiones.

Bajo la dirección de Luis Marcoleta, se hizo una buena campaña en la primera etapa del campeonato. Se ganó hasta a los cuadros que ascendieron al final de temporada. Sin embargo, las lesiones impidieron que los "rojos" mantuvieran alguna regularidad en su formación.

Ese año, Unión La Calera ocupó el undécimo lugar de la tabla de posiciones. Quedó la sensación entre los hinchas que se podía haber hecho más y terminar de mejor forma un campeonato. Hubo desilusión y se apuntó a una excesivo trabajo físico de los jugadores. El entrenador y el preparador debieron partir.

Sin embargo, el 2003 dejó algunas cosas positivas para Unión La Calera. Su presidente, Arturo Chahuán Issa, fue reconocido como el Mejor Dirigente del Fútbol Chileno. Un logro que no estaba en los anales del deporte calerano. Además, ocupó un importante cargo en la Asociación Nacional de Fútbol Profesional y hasta fue uno de los negociadores de una huelga general de jugadores.

Además, la seriedad administrativa que mostraba la institución, significó que la empresa Cemento Melón, ahora convertida en parte de la multinacional Lafarge, se convirtiera en el "sponsor" de los "rojos". Era el regreso de la principal empresa de la ciudad a ser parte de la institución más representativa y querida de los caleranos. También un importantísimo apoyo económico para todas sus actividades.

CAPITULO 10: De la División de Honor al fútbol amateur

10.1.- Sólo un año y medio en Primera División.

Por el plantel que presentó Unión La Calera en su regreso a la División de Honor parecía que volvía para quedarse. Alfonso "Chepo" Sepúlveda siguió como entrenador y aunque se vendieron los pases de Juan Carlos Vera a Audax Italiano y de Daniel Ahumada a Huachipato, también llegaron buenos refuerzos.

Entre ellos el arquero Julio Rodríguez, el defensa Emiliano Astorga y los delanteros Angel Bustos, el argentino Diego Solís y José Luis "Péle" Alvarez. Alfonso "Chepo" Sepúlveda dice que fueron protagonistas del torneo. "Varios jugadores estuvieron entre los mejores de la competencia y, para el campeonato siguiente, Angel Bustos fue contratado por Colo Colo".

Al final de la temporada futbolística de 1985, Unión La Calera lució un más que honroso décimo tercer lugar entre los 18 equipos. Además, había conseguido que la hinchada volviera a las graderías. Sin embargo, partiría Alfonso "Chepo" Sepúlveda. "Cuando se estaba formando el plantel de 1986, me llamaron de Antofagasta para ofrecerme un contrato. Era muy bueno en la parte económica y era imposible decir que no".

Rolando García se quedó a cargo del equipo. Ese año, se habían hecho cambios importantes en la estructura del torneo. Debido a que se jugaba el Mundial de Fútbol de México, habrían un campeonato de apertura, el receso por la competencia internacional, y otro torneo. En ambos campeonatos habría descenso.

Aparte de Juan Carlos Orellana, no hubo mayores refuerzos. Incluso, Diego Solís y Angel Bustos, habían partido. Aparecieron de la cantera calerana Claudio Fernández, Saúl Cruz y Manuel Miranda. Sin embargo, el equipo no funcionó y resultaron en el último lugar del campeonato. El domingo 25 de mayo de 1986, luego de una esperada derrota con Cobreloa en Calama, Unión La Calera se despidió de la División de Honor. Aún le quedaba un partido por jugar. Había estado entre los grandes casi un año y medio.

La caída a la Segunda División provocó una enorme crisis institucional. Volvió René Durán Encalada a hacerse cargo del club, junto a algunos jugadores como Mario Caneo y Miguel Angel Herrera. Había que armar un cuadro para el torneo de clausura, pero en la División de Ascenso. Uno de los problemas urgentes que había que enfrentar era que muchos jugadores de los años de triunfos decidieron partir. A duras penas, se logró conformar un plantel joven que, al final de año, pudo mantener la categoría.

10.2- La muerte del legendario Nicolás Chahuán

Nicolás Chahuán Nazar fue un mito entre los caleranos. Hijo de descendientes palestinos de Beit Yala, nació el 18 de septiembre de 1923. Era el primogénito de una larga familia de 14 hermanos que se instaló en La Calera. Desde muy niño fue un deportista destacado y un apasionado del deporte. Fue arquero del "Cóndor", árbitro de fútbol, fundador y dirigente de Calera Comercio, Tifón, Deportes La Calera y Unión La Calera.

Se convirtió en el líder de los árabes que habían llegado a vivir a La Calera. Los llamaban "Missouri", por un "el jovencito de una película". Lo era. De carácter fuerte y apasionado protagonizó más de una polémica ciudadana. Su figura era tradicional, después de los partidos, en la esquina de J.J. Pérez y Prat. Allí se discutía de todos los pormenores del "match" que recién había terminado.

La pasión que despierta Unión La Calera tiene mucho que ver con el temperamento de Nicolás Chahuán. En 1945 fue elegido regidor independiente con la primera mayoría. Un arreglo entre los partidos los dejó fuera de la alcaldía. No insistió en la política, su vocación era el deporte. Pasaba en el Estadio Municipal o en las canchas de aficionados viendo partidos de fútbol. Nunca fue espectador, sino protagonista hasta en la más modesta pichanga de barrio.

Sin embargo, tenía un corazón débil. Su apasionamiento le había provocado muchos problemas. En los últimos meses de 1987 sufrió un preinfarto cardíaco. Le hicieron una serie de recomendaciones, entre ellas evitar las emociones del fútbol y dejar de fumar. No podía cumplir con tamañas exigencias. El domingo 17 de abril de 1988 partió temprano al Estadio Municipal. Estuvo viendo los partidos de las Cadetes de Unión La Calera.

Se quedaría para ver el partido de fondo. Su hermano Nazzar Chahuán "lo vio muy nervioso -señala "El Observador"- agotado, comiendo un sandwich a hurtadillas. Le recordó que ese alimento también se lo habían prohibido. No hizo caso". Volvió a las tribunas para seguir el partido de Unión La Calera. Faltaban dos minutos para que terminara el partido y el árbitro cobró un penal -según él- inexistente en contra de los "rojos".

"El Observador" relata el acontecimiento: "Nicolás saltó de su asiento, confundido en un solo y airado reclamo. Su corazón no resistió la indignación ante lo que consideraba un robo futbolístico. Le sobrevino un nuevo infarto cardíaco. Lo llevaron a su casa y luego al Hospital San Martín de Quillota. No se pudo recuperar. Falleció a las 7:45 horas del lunes 18 de abril. Se convirtió en leyenda. El pueblo de La Calera lo despidió en las calles como un héroe. El municipio decidió que el Estadio Municipal llevara su nombre".


10.3.- Unión La Calera en el fondo del abismo

En las temporadas siguientes Unión La Calera sólo luchó por mantenerse en la Segunda División. Una larga sucesión de directivas y entrenadores daba cuenta de la severa crisis que vivía el club. Durante los siguientes años anduvo a los tumbos y peleando, hasta las últimas fechas, por mantenerse en la categoría.

Un hecho escandaloso volvió al club a las primeras planas nacionales. Un ex directivo del tenis, Juan Carlos Esguep, apareció como delegado de Unión La Calera ante la Asociación de Fútbol. Era una maniobra para llevarlo a la presidencia del Comité Olímpico Internacional. El dirigente no conocía ni el color de las camisetas de los "rojos".

El fin de la temporada de 1989 -que terminó fatalmente para los caleranos el 9 de febrero de 1990- dejó a los "rojos" en el último lugar de la tabla. Fue sólo el resultado de una larga crisis que ya era imposible superar y cuya agonía se alargaba más de la cuenta. Ese año, hubo tres presidentes del club. Luego de perder con General Velásquez -pese a que la Colonia Arabe ofreció 100 mil pesos por el triunfo a cada jugador- la derrota fue inapelable.

Pese a que se hicieron una serie de gestiones, Unión La Calera, después de 35 años dejaba de ser parte de las ligas profesionales. Felizmente se había creado la Tercera División, sino habría tenido que volver a jugar a la competencia oficial de La Calera.

La desesperación llevó a algunos dirigentes a pedir el cupo que había dejado Deportes Valdivia, que se había acogido a receso. Otros hablaron con el presidente de la Asociación Central, Abel Alonso, para pedirle que no se hiciera efectivo el descenso de los caleranos. No hubo caso. Había que partir de cero.

10.4.- El primer año en Tercera División

El año 1990 encontró a Unión La Calera en la Tercera División. Este torneo se había organizado sólo unos años antes, como antesala de la División de Ascenso. Si no hubiera existido, los "rojos" habrían desaparecido y vuelto a su liga de origen. El equipo calerano, que era una fusión de clubes, no tenía un origen en una asociación.

En muchos sectores se planteó la posibilidad de cerrar las puertas de la sede y mantener el club como una hermosa nostalgia. Sin embargo, hubo caleranos, bajo la presidencia de Patricio Jadue, que pensaron que había que luchar para volver a ser grandes. Contrataron al entrenador Manuel Gaete, quien armó un equipo joven con algunas incrustaciones de jugadores de experiencia en puestos claves.

El equipo "rojo" inició su actuación con gran éxito. El arquero Carlos Sandoval, Luis Martínez, Alberto Figueroa, Saúl Cruz, Hernán Ríos, Mauricio Zamora, y otros, constituyeron un plantel ganador. Al poco tiempo, habían conseguido el "milagro" de reencantar a la hinchada que volvió al Estadio Municipal.

Jorge Arancibia Valencia, quien ejercía el cargo de utilero de Unión La Calera desde 1970, tras la muerte de su padre Guillermo Arancibia Morales, dice que la Tercera División "es un castigo demasiado grande. Pese a que la campaña de 1990 fue muy buena, con un excelente cuadro y buenas personas, había que estar atento a cualquier cosa extraña. Los partidos duraban más de la cuenta si el local iba perdiendo, cobraban penales que no existían. Además, no había dónde reclamar".

Sin embargo, el cuadro que dirigía Manuel Gaete no tuvo mayores problemas para adaptarse a todas las condiciones adversas. Al final de la temporada de 1990, y con varios cuerpos de distancia, Unión La Calera se tituló campeón de la Tercera División. Pese a que, históricamente, era un logro menor, los caleranos igual celebraron en las calles. También se prometieron, como tantas veces, que nunca volverían a verse en una situación parecida.


10.5.- Los años del "Zorro", del "Torpedo" y de un "Vals"

La vuelta a Segunda División pretendió que fuera en grande. Rodolfo Chahuán Chahuán asumió la presidencia del club. Lo secundaban Alberto Aguilera, Viterbo Valdivia, Juan Herrera, Patricio Jadue. En la dirección técnica continuo Manuel Gaete y se contrató algunos jugadores de experiencia. El arquero Raúl Díaz, Alfredo "Torpedo" Núñez, Héctor "Negro" Díaz, Carlos Ramos, Luis Hernán "Zorro" Salinas, Carlos Alberto Ortega. Además, se consolidaron Pedro Luis Arancibia, John Ahumada, Hernán Ríos, Saúl Cruz, Carlos Pérez, Alberto Figueroa.

También Manuel Gaete, con Alfredo "Torpedo" Núñez a cargo del Fútbol Joven, hicieron un buen trabajo de búsqueda de nuevos jugadores. Entre otros, llegaron los hermanos Nibaldo y Arnoldo Hidalgo. Serían parte de los planteles de los años siguientes, junto a otros que habían conseguido el ascenso al fútbol profesional. El torneo de 1991 los tuvo a un punto de clasificar a la Liguilla de Promoción.

La competencia de la Segunda División de 1992 también los tuvo de protagonistas. Aunque la partida de Luis "Zorro" Salinas a Everton limitó sus posibilidades. Al final de temporada terminaron en la mitad de la tabla. De todos modos, se jugaba con unos dos mil espectadores en las graderías, pese a ello, había problemas económicos y los dirigentes tenían que hacer milagros para conseguir recursos.

A fines de 1992 llegó a la dirigencia del club Orlando Enrique Romero, un empresario que tenía una radio y un local de venta de repuestos en calle Caupolicán. Representaba al alcalde Héctor Aballay, quien había llegado al cargo en forma polémica. Pese a que llegaron más aportes al club, la presencia del nuevo dirigentes comenzó a crear problemas. Renunció Rodolfo Chahuán y con él de fueron varios dirigentes, especialmente de la Colonia Arabe.

A principios de 1993, Orlando Enrique Romero fue elegido presidente de Unión La Calera. Muchos dirigentes se retiraron y la directiva fue menos numerosa. Muchos se restaron por la supuesta "politización" del club, que para algunos era sólo un instrumento de la municipalidad. De todos modos, lo secundaron Alberto Aguilera y el empresario en construcción Fernando Riquelme. El final del torneo los tuvo nuevamente en la medianía de la tabla.

La competencia de 1994 parecía ser más promisoria. El cuadro de Unión La Calera, al que habían llegado los argentinos Waldemar Méndez, Claudio Vals y Daniel Sinti. En el torneo de apertura de ese año, con Manfredo González como entrenador, Unión La Calera llegó a los cuartos de final, con una gran actuación. Los eliminó, con bastantes esfuerzos, el cuadro de Cobreloa.

Sin embargo, el buen funcionamiento de la primera etapa hizo que existiera interés de varios clubes por jugadores "rojos". Partieron varios y, en el torneo oficial, sólo fue una sombra de lo que había sido a principios de año. Unión La Calera sólo logró salvar su categoría en el último partido, con un gol de Carlos Alberto Ortega a Wanderers. Mientras, existía sólo la opción de mantenerse si Ovalle derrotaba a Lota Schwager. Esto llevó al cuadro carbonífero a la Tercera División.

A principios de 1995, la presión de muchos caleranos -y los resultados- obligó a la renuncia a Orlando Enrique Romero. Los sucedió el empresario Fernando Riquelme quien trató de armar un cuadro con jugadores jóvenes y otros de experiencia. Entre ellos, Jaime Zapata, Cristian Jélvez, Alexis Ortega, Manuel Miranda y otros. Sin embargo, en diciembre de ese año, tras una derrota en San Felipe, el 3 de diciembre de 1995, Unión La Calera volvió a la Tercera División.

CAPITULO 9: Cuando los "rojos" volvieron a ser grandes

9.1.- Años de esfuerzos y esperanzas

Los nuevos dirigentes se pusieron a trabajar. Arturo Arancibia condujo la nueva directiva. Se nutrieron de jugadores de la zona y buscaron entre los jóvenes de otros planteles. En 1979 Unión La Calera tenía un equipo que daba que hablar. La conducción técnica quedó a cargo del más históricos de los entrenadores de los "rojos": Oscar Andrade.

Se consolidaron o aparecieron figuras como Osvaldo "Papudo" Vargas, Héctor Díaz, Daniel Ahumada, José Alam, Juan Carlos Vera y Domingo Gutiérrez, entre otros. Se unieron a jugadores como Franklin Lobos, Mario Caneo, el arquero Ricardo Díaz (que había vuelto), Francisco Ugarte, Roberto Fernández y Sergio Salgado, junto a varios más.

Se iniciaba con ellos un proceso que pretendía devolver a Unión La Calera a Primera División. En 1980 al plantel titular se agregaron Eduardo Rojas, Domingo Gutiérrez, Mario Vásquez, Caupolicán Escobar, José Illescas, Caupolicán Escobar, Félix Nogueira y el brasileño Walkir Edison Olivera ("Eso"). Juan Carlos Vera ya era una realidad y fue llamado a la Selección Chilena de Luis Santibáñez.

El ex seleccionado chileno Carlos "Pluto" Contreras siguió el proceso en 1981. Llegaron jugadores como Manuel González, Raúl Toro, Santiago Pardo, Jaime Fonseca, Benjamín Valenzuela, Germán Pino y el uruguayo Washington Castro. Unión La Calera volvió a ser animador de la competencia, pero no logró el ansiado ascenso a la División de Honor.

Entretanto se había consolidado la vida institucional del club y a muchos jugadores les interesaba jugar por Unión La Calera. Los hinchas volvieron a los tablones y las arcas del club mejoraron. Se pudo traer nuevos técnicos y jugadores e invertir con mayor fuerza en las Divisiones Inferiores. De allí salieron figuras de primer nivel, que después de lucir la tricota roja llegaron a otras instituciones y hasta la Selección Chilena.

El dirigente Arturo Chahuán Issa recuerda que Juan Carlos Vera, jugaba, cuando niños, pichangas en el centro de la ciudad. Era muy hábil con la pelota. Le llamaban "Pele", como a su hermano. A los 12 años se fue a España con su familia. Volvió como a los 16, luego de estar en las divisiones inferiores del Rayo Vallecano.

Juan Carlos Vera se había convertido en un gran jugador. Luis Santibáñez, quien lo llamó a la Selección Chilena en 1980 dijo: "es el mejor jugador chileno de lo últimos veinte años. Después de algunos años en Unión La Calera, emigró a Audax Italiano, Huachipato y México. En el país azteca fue un astro de primer nivel.

Entretanto, Marco Antonio Figueroa había llegado de Llay Llay a estudiar al Liceo Industrial, donde jugaba en su selección. Era un mediocampista de excepción y pronto estuvo en las Cadetes de Unión La Calera. Arturo Chahuán dice que "mucha gente llegaba a verlos a él en los preliminares". Sin embargo, su puesto en el equipo titular los tenía Juan Carlos Vera.

Un día le pidieron si podía jugar de centrodelantero. Con pachorra respondió, "¡soy mejor que todos!". Debutó a los 16 años y se convirtió en un goleador de fuste. Lo apodaron "Fantasma" porque aparecía por donde ningún defensa lo esperaba y porque, después de cada gol, se cubría la cabeza con el reverso de la camiseta. Fue vendido a Everton a principios de 1984. Después fue a México, se puso la "roja" de Chile y volvió para jugar en Universidad Católica y Cobreloa.

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9.2.- La llegada del "Chepo" Sepúlveda

En febrero de 1982 llegó Alfonso "Chepo" Sepúlveda como entrenador de Unión La Calera. El ex seleccionado chileno e integrante del "Ballet Azul" de la Universidad de Chile, sucedió a Jorge Toro, otro grande del fútbol chileno, que no tuvo buen éxito a cargo de los "rojos". Antes había estado Carlos "Pluto" Contreras.

Alfonso "Chepo" Sepúlveda recuerda su llegada. "No tenía muchas ganas de seguir como técnico. Quería volver a Bolivia a trabajar en la Pepsi Cola. Recién había dejado Aviación, donde tuve como jugador a Avelino Albornoz. El hizo algunas gestiones con los Chahuán y me hice cargo del equipo".

Los primeros indicios que recibió Alfonso "Chepo" Sepúlveda no eran muy auspiciosos. "Había tantos problemas que nadie quería asumir algún compromiso. Una vez me encontré en la tienda de Bishara Chahuán con el entonces presidente del club, René Durán Encalada. Parece que no me ubicaba, pues me dijo: `¿Usted viene a trabajar acá? Si esto no lo arregla ni Fernando Riera´".

Pese a los malos augurios, Alfonso "Chepo" Sepúlveda, lentamente, fue conformando un plantel. "Había varios de Santiago y otros de la zona. Recuerdo a Rogelio Farías, Santiago Pardo, Fernando Santis, Alberto Hita, Avelino Albornoz, Miguel Angel Herrera, Mario Flores. También había varios jóvenes que tenían un natural talento para el fútbol. Daniel Ahumada, Domingo Gutiérrez, Jorge Chahuán, Mario Vásquez, Juan Carlos Vera, Marco Antonio Figueroa y otros".

El entrenador dice que debió enfrentar un problema que se ha repetido en la historia calerana. "Había un comentario general que los futbolistas llevaban una vida licenciosa. Que venían a la ciudad sólo a cobrar un sueldo y que no les importaba ganar o perder. Tuve que convertirme en una especie de `nana´ y preocuparme que estuvieran temprano en sus casas y que se cuidaran, más que nada por lo que hablaban. Al final del torneo estuvimos a punto de subir".

El cuadro "rojo", a fines del Campeonato de Segunda División de 1982, terminó en el tercer lugar. La expectante posición les permitió jugar la Liguilla de Promoción en el Estadio Sausalito de Viña del Mar. Jugaron con Palestino, Unión Española y Cobresal. Pese a que los caleranos abarrotaron -con cinco mil personas- las graderías del campo viñamarino, los caleranos no subieron a la Primera División.

9.3.- Las alegres pretemporadas en Quintero

Al año siguiente, Unión La Calera siguió contando con Alfonso "Chepo" Sepúlveda en la banca. El entusiasmo andaba por las nubes y los caleranos creían que 1983 sería "el año decisivo". El director técnico recuerda que "se hablaba de fútbol en todos lados. Esta es una ciudad muy especial y muy futbolizada. Los lunes había verdaderas reuniones en las calles para analizar las victorias o derrotas".

Se hacían pretemporadas bien especiales, en la casa de Quintero del papá del Preparado Físico Darío de la Fuente.. Alfonso Sepúlveda dice que "las pretemporadas fueron claves. La casa era chica, pero nos arreglábamos como podíamos. Aparte de entrenar, hacíamos bailes de disfraces, cantábamos y conversábamos. Al principio parecía un poco raro, pero ese conocimiento le dio fuerza al grupo.

Los más extrovertidos en las pretemporadas "eran Cristián Jélvez, Juan Carlos Vera, Abraham Giadalach, el Kiko Chahuán, Mario Vásquez, se convirtieron en las almas de la fiesta. Uno de los líderes era el arquero Daniel Díaz. Venía de Cobreloa y era un consejero para los más jóvenes. A otros les costaba, pues eran más cortos de genio. En Quintero se consolidó un grupo de personas que se conocían en todos los aspectos. Después, se notaba ese conocimiento cuando estaban en la cancha".

Alfonso "Chepo" Sepúlveda dice que ese año "pude contar con una serie de jugadores jóvenes que habían madurado futbolísticamente. Era una situación que me caracterizaba, pues siempre tuve la suerte de visualizar muchachos que podían llegar a ser buenos futbolistas. En Unión La Calera se repitió ese hecho y el plantel de ese año tuvo a varios de ellos como titulares".

Al final del campeonato nuevamente estuvieron a punto de subir. Alfonso "Chepo" Sepúlveda recuerda que la esperanza llegó hasta Curicó. "Llegamos a jugar allá, donde el equipo estaba a cargo de un entrenador que había dirigido a Unión La Calera. Hizo que nos mojaran la cancha antes del partido. Jugamos en un barrial y perdimos tres por dos. Si hubiéramos ganado, habríamos subido en la fecha siguiente".

9.4.- Los míticos "cafés" del "Chepo".

Pese a que el equipo no ascendió a la Primera División, el entusiasmo calerano se mantuvo por las nubes. "En 1984 -dice `Chepo´ Sepúlveda- ya teníamos un equipo consolidado. Aunque se tuvo que vender a Marco Antonio Figueroa (a Everton), teníamos un plantel muy capaz de grandes cosas".

"Además -agrega Alfonso Sepúlveda- había una muy buena relación con los dirigentes. Realmente eso siempre pasa cuando el equipo pierde poco. Hubo una relación muy especial con Nazzar y Bichara Chahuán que se convirtió en el gran espíritu y símbolo del equipo. Los únicos problemas, aunque menores, eran con Nicolás Chahuán. Es que era demasiado apasionado. Se paraba fuera de la cancha y gritaba a los jugadores que `le echaran para adelante´. Me complicaba todas las tácticas, pero era su manera de ser. Su forma de amar a su club".

Para Alfonso "Chepo" Sepúlveda el equipo de 1984 ha sido su ideal personal. "Fue un plantel que pude guiar a lo que quería. Era un grupo alegre, de buenos compañeros y excelentes futbolistas, con una proyección enorme. Varios llegaron a la Selección Chilena".

Entre ellos, el lateral Daniel Ahumada (quien fue titular en el equipo chileno en las Olimpiadas de 1984) , el defensa central Cristián Jélvez y el volante Juan Carlos Vera, que ya había sido seleccionado, por Luis Sántibáñez, en el proceso eliminatorio para el Mundial de 1982.

Alfonso "Chepo" Sepúlveda dice que fue un equipo muy dócil. "Sabía, por la experiencia de los años anteriores, que ser futbolista profesional en La Calera es muy difícil. La ciudad ofrece muchas tentaciones que han dejado en el camino a grandes proyectos de jugadores. Yo me preocupé mucho de la vida personal de los muchachos".

El entrenador salía las noches de los jueves y viernes a verlos en sus casas. "Quería tener la seguridad -dice- que estuvieran en sus hogares y en buenas condiciones. Conversé mucho con sus señoras y los conocí mucho en su intimidad, lo que me permitía tener un gran acercamiento con ellos. Era un tipo de visitadora social o una especie de papá de todos ellos. Lo futbolístico lo tenían de sobra y los domingos arrasaban".

El cuadro "rojo" de 1984 -en realidad era rojo y blanco en grandes franjas horizontales, por las camisetas compradas en la Tienda "El Crack" de Héctor Tapia- estuvo 18 fechas sin perder. "En realidad jugaban tan bien que sólo tenía que dedicarme en el entretiempo a ajustar algunas piezas. La gente los llamaba `los cafés del Chepo´. Sin embargo, no era para tanto, pues el verdadero trabajo y los consejos se daban en la semana".

9.5.- Unión La Calera campeón y de vuelta entre los "grandes"

El torneo de Segunda División de 1984 -que se dividió en varios grupos- fue una fiesta perpetua para los caleranos. El equipo estuvo dieciocho fechas invicto y fue campeón de su grupo. Sin embargo, el cuadro "rojo" debió disputar una liguilla con los mejores de las otras series. Sus rivales fueron los equipos de Súper Lo Miranda, Santa Cruz y Curicó.

La hinchada calerana, enfervorizada, acompañó a sus jugadores -como en los viejos tiempos- a Rancagua, Sausalito y Santa Laura. Sin embargo, en el primer partido, el cuadro rojo sufrió una baja importante. Alfonso "Chepo" Sepúlveda recuerda que "le fracturaron una pierna al arquero Daniel Díaz, que era uno de los jugadores más importantes del equipo, especialmente por su capacidad de liderazgo. Debió reemplazarlo Abraham Giadalach, que se convirtió en un revelación".

El 21 de noviembre de 1984, luego del triunfo sobre Súper Lo Miranda en el Estadio Santa Laura -con miles de caleranos en las graderías- Unión La Calera consiguió volver al fútbol grande. La fiesta duró toda la noche y tuvo su epicentro en la Plaza O´Higgins, frente a la Municipalidad, donde más de diez mil caleranos bailaron y cantaron toda la noche.

El entonces presidente de Unión La Calera, Nazzar Chahuán Nazar, decía a un diario porteño: "queremos permanecer en Primera División por muchos años más. Con tres mil socios al día podemos financiar a la institución y conseguir que vuelva a ser grande".

Entretanto, un grupo de jugadores, Juan Carlos Vera, Gonzalo Leiva (hijo de Héctor "Tito" Leiva, campeón en 1961), Ricardo Castro, Abraham Giadalach y Jorge Chahuán habían decidido bajarse del bus en Hijuelas. Debían cumplir una promesa hecha a la Virgen de la Gruta de Lourdes, ubicada en la Población Cemento Melón. Caminaron desde la comuna vecina hasta el lugar de oración y, sólo después de cumplir su promesa se integraron a la fiesta calerana.

Sin embargo, aún faltaban un par de partidos para que Unión La Calera se convirtiera en campeones de la Segunda División. Aunque ya había logrado el ascenso a la División de Honor, debía disputar el primer lugar del torneo con Deportes Concepción, el ganador del otro grupo de finalistas. El primer partido lo ganaron los caleranos por tres goles a cero y empataron a dos de visita -con goles de Héctor Román y Juan Santibáñez- en el Estadio Municipal de Concepción. Fueron los campeones de Chile. La fiesta volvió a repetirse.

CAPITULO 8: La mejor ubicación y la vuelta a los potreros

8.1.- Al borde del abismo y la mejor campaña

La partida de Osvaldo Castro y un profundo quiebre entre algunos integrantes de las colectividades árabe e italiana -a la que le echó más leña la Prensa- fue el inicio de la incertidumbre de Unión La Calera. Si hasta 1969 -donde terminaron en el décimo quinto lugar- se habían conformado equipos con el ánimo de no descender, la hinchada calerana -exitista como todas- se comenzó a alejar del estadio, donde se acababan de construir los túneles subterráneos .

El año siguiente sería uno de los más difíciles de su historia. Unión La Calera terminó último en una de las series del Campeonato Nacional Regionalizado. En la otra, fue Palestino quien ocupó la posición de rezago. Debieron jugar un par de partidos para determinar cuál de los dos se iría a la Segunda División. El primer cotejo se jugó en Santa Laura y lo ganó el cuadro árabe. En La Calera, ganaron los "rojos".

Eso permitió que, por el momento, la hinchada volviera a las graderías. En el partido de desempate, jugado en Sausalito, Unión la Calera llevó uno cinco mil aficionados. Parecía que volvían los viejos tiempos. Se ganó por dos goles a uno y se mantuvo la categoría. La ciudad volvió a vivir una fiesta como las de antaño.

El quillotano Romulo Betta, ex seleccionado chileno y campeón con la Universidad Católica, quien jugó cuatro años en Unión La Calera, (fue compañeros del "Mago", el "Pata" y Pedro Graffigna), recuerda esa "gesta". "El primer partido lo jugamos en Santiago y perdimos cuatro por uno. Luego en la revancha en La Calera, ganamos cuatro cero. Se jugó un tercer partido en Sausalito. Muchos caleranos fueron a apoyar al club. Fue una jornada dramática. En los 90 minutos empatamos y se tuvo que jugar un alargue donde se mantuvo la igualdad a uno. Y, por la diferencia de goles -gracias al tanto marcado en el primer partido, logramos mantenernos en Primera División".

En el torneo de 1971, se armó un plantel más competitivo. Llegaron el arquero Irineo Casco, Guillermo Duarte y Elvio Porcel de Peralta entre otros. Al final de temporada se logró la mejor ubicación en la historia del club: el sexto lugar del campeonato. También hizo historia Elvio Porcel de Peralta. Le pegó al árbitro Juan Carvajal. Sin embargo, el divorcio con la hinchada ya era un hecho irremediable.




8.2.- Los síntomas de la debacle que se acerca

El dirigente Miguel Baglietto, en una entrevista a la Revista "Estadio", se quejaba. "Hace años, cuando estábamos en el Ascenso, Unión La Calera tenía muchos, muchísimos hinchas más de los que ahora tiene en Primera División. Eso mismo hacía que el club fuera más poderoso también desde el punto de vista institucional. Hoy en día el club sólo subsiste por el esfuerzo de algunos de sus dirigentes y la ayuda de la industria...".

En 1972 la situación era más crítica, la misma Revista "Estadio" editorializaba con el caso de Unión La Calera. "La ciudad no ha tomado muy en serio a su club de fútbol y cada cierto tiempo vienen crisis de dinero, de directivos o jugadores. Ha habido serio incidentes en su cancha, se ha castigado a sus dirigentes y jugadores y el ambiente siempre ha sido tenso. El presidente Miguel Salipa mantiene un agrio duelo verbal con la Central".

"Por otra parte -agrega- hay un grupo de cracks que no lleva una vida privada muy privada que digamos, lo que obliga a los directivos a aplicar sanciones. Y, así se ha producido esta especie de enfrentamiento en que los jugadores entran a la cancha sin importarles mayormente el resultado del encuentro ni la ubicación que tienen en la tabla. Lo único que les interesa es hacer un foul grande y descalificador los antes posible para irse a sus casas rápidamente".

También había problemas en lo económico, "los socios de Cemento Melón se sienten defraudados por la Central, y por lo mismo están dejando de pagar sus cuotas, con el resultado que todos los lectores deben comprender". Pese a todo, Unión La Calera terminó en la décimo cuarta posición en un torneo que había vuelto a ser de todos contra todos y en dos ruedas.

Sin embargo, el plantel de jugadores estuvo a punto de ganar el ranking del "equipo más desagradable del torneo". Resultó segundo, sólo por un punto, después de Unión San Felipe. Tuvo trece expulsados en el campeonato, Muchas veces esas expulsiones le costaron partidos a Unión La Calera.

En la entrevista a Miguel Baglietto dejaba en claro que el problema también era institucional "el año pasado (1972) terminamos tres personas a cargo de la institución. Los demás fueron desapareciendo de a poco. Puede ser que la razón que hayan tenido fuera la falta de apoyo de la ciudad. Muchas veces nos ha pasado que recurrimos al comercio, por ejemplo, para financiar pequeños gastos y sólo hemos recibido negativas".


8.3.- Cuando le descontaron hasta las sábanas al "Mago"

El mismo Miguel Baglietto se hizo cargo de la presidencia del club para la campaña de 1973. Se trajo como entrenador a Jorge "Mosco" Venegas y como preparador físico a Sacha Mitjaew. Se conformó un plantel nuevo con Raúl Briones, Freddy Mena, Julio Tapia, José Alam, Esteban Riffo, Ricardo Díaz, Manuel Jopia, Juan Verdugo, Manuel Cataldo, Héctor Barría, Héctor Olivos y Manuel Soto, entre otros.

Un férrea Comisión de Disciplina -conformada por Jorge Arancibia y Jorge Amaro- puso las cosas en su sitio. Incluso el equipo alcanzó a interesar a la exigente hinchada calerana con la obtención de nueve de los diez primeros puntos en disputa. Se esperaba que el público volviera a las graderías y se superaran los problemas económicos.

Eran tantas las esperanzas que se seguían construyendo graderías en el Estadio Municipal. "Actualmente se está cerrando el codo sur con la construcción de una nueva tribuna, lo que le dará una capacidad de 15 mil personas sentadas, y apretándose un poco pueden llegar hasta veinte mil". El promedio de espectadores era de cuatro mil personas. Sólo se esperaba la visita de Colo Colo para tener más gente y cubrir una planilla de 400 mil escudos.

Sin embargo, debieron esperar bastante para que Colo Colo llegara a cumplir su compromiso con los "rojos". El Golpe Militar del 11 de septiembre de 1973 hizo que muchas manifestaciones masivas se prohibieran durante un tiempo. Unión La Calera, que funcionaba en un pequeño cuarto -pues en el terremoto de 1971 se les había caído la sede- perdió a varios jugadores, que prefirieron emigrar a otros clubes o irse del país.

Pese a todas las problemas de un año complejo en todos los aspectos, Unión La Calera logró mantenerse en pie y salir adelante. Incluso se hablaba de un "club pobre, pero honrado", que hizo buena campaña sin grandes precios ni "cracks". De todos modos, los caleranos aportaron varios jugadores jóvenes y de talento al fútbol nacional, como Mario Caneo, Hernán Castro, Raúl Briones, Alejandro Mesías y José Alam, entre otros. Al final del torneo el equipo calerano se clasificó en el décimo lugar.

Fue el año de la despedida de Manuel "El Mago" Saavedra, quien no salió como correspondía a un ídolo. "Partí, porque me echaron. El problema venía de un poco antes. El técnico me había dejado afuera pues los dirigentes había `arreglado´ un partido para que Unión San Felipe se salvara del descenso. Cuando me fui del club, me descontaron hasta las sábanas que había ocupado en la Casa del Jugador".

8.4.- El año en que Unión La Calera volvió a Segunda

Sin embargo, la campaña de 1974 sería la última, en su primera etapa, de Unión La Calera en Primera División. Había sobrevivido demasiado a una crisis institucional y deportiva de larga data. La Revista "Estadio" decía que "cada año que pasa da la sensación que es el último de esta institución y que en la próxima temporada estará presente en el torneo, porque económicamente está arruinado".

Muchos de los jugadores partieron. Trece de ellos dejaron el cuadro "rojo", sin que el club recibiera mayores ingresos por sus pases. Era un año de crisis económica en el país y el fútbol también estaba complicado. Bajo la conducción de José María Lourido se formó un cuadro con jugadores jóvenes, de la zona, y algunos experimentados, que estaban al borde del retiro.

El arquero Ricardo Díaz Visharovic que era titular en ese año, recuerda que "había muchos jugadores de casa y llegaron el uruguayo Alberto Ferrero, Manuel Rojas, Johny Ashwel, Víctor Díaz y Jaime Aravena, entre los más conocidos. Hasta la quinta fecha íbamos segundos y se creía que, por lo menos, repetiríamos la campaña de 1973. Sin embargo, de improviso comenzamos a perder y hasta por goleadas" (San Luis les ganó seis por uno en La Calera). Las cifras de un partido, con Wanderers, señalaban que habían ido 213 personas a la cancha, con 60 socios del local y 23 de la visita.

La hinchada se comenzó a alejar del estadio, "algunos dirigentes -asegura Ricardo Díaz- prefirieron partir al Mundial de Alemania (donde jugaban Elías Figueroa y Osvaldo Castro). El club quedó a cargo de la secretaría rentada, la Teresita Ibacache, que veía todo. Viajábamos con ella y hacía verdadera magia para pagarnos los juegos, cuando podía. Teníamos apenas un juego de camisetas. Eran de popelina y las había regalado el jugador Abel González, que tenía un local de ropa deportiva".

Ricardo Díaz reconoce que también hubo problemas de disciplina. "También problemas entre nosotros, pues nos culpábamos unos a otros de las derrotas. Como arquero era uno de los que debía asumir mayores responsabilidades. También el técnico. Sin embargo, todo era reflejo de una larga crisis, de una mal manejo directivo y técnico. Varias fechas antes que terminara el torneo todos nos daban por descendidos".

Sin embargo, "se contrató como entrenador a Ramón Estay y nos comenzamos a recuperar y ganamos varios partidos. Incluso superamos a San Felpe que terminó último. Siempre he pensado que si José María Lourido hubiera partido antes, nos habríamos salvado. Pero si no caíamos a la Segunda División ese año, quizás habría sido el próximo".

El 26 de enero de 1975 ya se sabía que Unión La Calera había vuelto a la Segunda División. Aún faltaban fechas por jugarse. Terminó en el 17 lugar con 19 puntos. Ultimos, con 15 puntos, terminó Unión San Felipe. La crítica deportiva fue lapidaria y, quizás, un poco injusta.

Después de hacer un recuento de los lugares que los "rojos" ocuparon en su estadía en Primera División, la Revista "Estadio" señaló: "No puede decirse -si se habla con objetividad- que el fútbol de honor le deba algo a Unión La Calera. Sólo habrá que agradecerle al instituto calerano el aporte de un excelente jugador, Osvaldo `Pata Bendita´ Castro".

8.5.- Cuando los jugadores trabajaban en el "Empleo Mínimo"

Había que partir de nuevo. Sin mayor respaldo que la pasión, un grupo de dirigentes y otro de jugadores trató de armarse un equipo. Sin embargo, la crisis era profunda. Ricardo Díaz Visharovic dice que quedaron muy pocos jugadores en el plantel. "Yo partí al norte, pero seguí ligado por amistades con La Calera. Supe que la situación era tan mala que a los jugadores les pagaban por el Empleo Mínimo".

Hay jugadores que recuerdan que "teníamos que llegar al estadio a las ocho. Durante dos horas nos dedicábamos a acarrear ripio, llevar piedras de un lado a otro o pintar algunas murallas. A las diez nos deteníamos para entrenar hasta el mediodía. Los domingos, cuando nos tocaba jugar afuera, nos daban una bolsita con jugos, sandwiches y frutas. Muy rara vez comíamos en un restaurante. Viajábamos en unas micros muy malas".

El ex arquero Luis "Tato" Pérez recuerda que alguna vez enfrentó, en partido amistoso, a Unión La Calera con algún cuadro de Cemento Melón. "Llevé a mi hijo mayor, Waldo, para que jugara al arco. Atajó bastante y Nicolás Chahuán se me acercó y me dijo que dejara a mi hijo. Pregunté cuánto pensaban pagarle. Me respondió que unos tres mil pesos. Le dije que no. Yo, como propina en el día de pago, le daba diez mil pesos a mi hijo. Prefería que hiciera otra cosa".

La crisis no daba para más. Además, el país vivía una situación económica angustiante. El fútbol no era prioridad de los caleranos. Se pensó claramente que había que cerrar las puertas de la institución. La Asociación Central de Fútbol resolvió asumir la responsabilidad e intervino la administración de Unión La Calera. El destacado dirigente de Wanderers, Jorge Lafrentz (padre) y el coronel de Ejército Luis Zúñiga se hicieron cargo de los "rojos".

El club subsistió a duras penas, pero mantuvo su categoría de institución de Segunda División. La fuerza de los "rojos" se sustentaba en la cantera de las divisiones inferiores y los jugadores que destacaban en los clubes de aficionados de la zona. Sin embargo, en muchas oportunidades, Unión La Calera estuvo a punto de dejar de ser un club profesional.

El dirigente Arturo Chahuán Issa, recuerda que "a mediados de 1978, llamaron a varias personas de la ciudad. Nos dijeron claramente `cerramos el club o se hacen cargo´. Asumimos la responsabilidad que fue muy difícil. Estaban, entre otros, Manuel Rocha, Nicolás Chahuán, Nazzar Chahuán, Rodolfo Chahuán, René y `Lilo´ Durán, Arturo Arancibia, Bichara Chahuán y varios más. Era un tremendo desafío. No teníamos casi nada, pero nos unía un sentimiento muy fuerte por Unión La Calera". Comenzaba una nueva etapa.

CAPITULO 7: Los "rojos" entre los más grandes

7.1.- El debut de los "rojos" en el año del Mundial

Aparte de ser el año del debut de Unión La Calera, fue también el del Mundial de Fútbol en Chile. Hubo caleranos que fueron protagonistas de la gran fiesta del balompié. El ex presidente de Unión La Calera, Arturo Ovalle fue director de la sede de Viña del Mar. Incluso estuvo a punto de conseguir que el Estadio Municipal se convirtiera en Villa Olímpica de la Selección de México.

Además, integró el plantel del equipo chileno el volante Braulio Musso, quien en su juventud fue jugador del "Cóndor". El Mundial de Fútbol retrasó el debut de Unión La Calera en la Primera División. Se había mantenido Oscar Andrade en la Dirección Técnica y gran parte del plantel campeón de Ascenso. La novedad era el ala izquierda del ataque, que conformaban Orlando Cunha Filho y Klinger Ramos, más conocido como "Zullinger".

Unión La Calera contaba también con un plantel de jugadores jóvenes de calidad. En los partidos de reserva alternaban Luis Libuy, Luis Anábalón, Mario Farías, José Sepúlveda, Ovaldo Ocaranza, Sergio Cabrera y Manuel "Poroto" Núñez. Varios -algunos estaban a préstamo de otros clubes- y fueron parte de una Selección Chilena Juvenil. Luego partieron a otras instituciones.

El arquero Luis "Tato" Pérez recuerda que "el cambio no fue tan drástico. En esos tiempos el fútbol de ascenso era tan bueno como el de Primera División. Llamamos la atención desde el comienzo, porque teníamos un juego técnico y aguerrido. Al poco tiempo, nos convertimos en un equipo de respeto, especialmente jugando en casa. Además, los caleranos eran exigentes. Cuando perdíamos era mejor que no nos viéramos. Una vez, cuando caminaba con mi esposa por la calle, unos ferroviarios me taparon a garabatos".

Varios equipos "grandes" conocieron la derrota en el campo calerano y otros debieron bregar hasta el final para llevarse los dos puntos. En su primera incursión en Primera División, Unión La Calera terminó en el duodécimo lugar, entre 18 participantes


7.2.- La llegada a la presidencia de Sabino Chahuán

Sabino Chahuan Awad era uno de los fundadores de Unión La Calera. Durante muchos años ocupó cargos directivos. Era un comerciante destacado de la ciudad y tenía a su cargo, entre otras cosas, la distribución de los cigarrillos. Su empresa "Sabas Chahuán e hijos" era reconocida.

Su hijo Arturo Chahuán Issa recuerda que "un señor Aylwin, quien era un importante ejecutivo de la Maltería Aconcagua, era el presidente del club. Por problemas que desconozco debió dejar el cargo y, a mediados de 1963, lo asumió mi padre Sabino Chahuán Awad".

El nuevo presidente se encontró con un plantel sobredimensionado -entonces no se permitían ni cambios en los partidos- y con poco recursos para cancelar sus sueldos. Sin embargo, Sabino Chahuán y un grupo de directivos se las arreglaron para conseguir que el club siguiera funcionando y entre los "grandes" de la División de Honor.

Se había mantenido el plantel de los años anteriores y se habían incorporado algunos jugadores jóvenes. Sin embargo, se habían alejado de Unión La Calera, René Orlando Meléndez y el brasileño Orlando Cunha Filho ( se fueron a Colchagua). Entre otros, había llegado José Benito Ríos. Pese a que el cuadro "rojo" terminó en el décimo cuarto lugar, la campaña dejó una hazaña para la historia: el primer triunfo sobre Colo Colo en el Estadio Nacional.

El zaguero Nelson "Chueco" García, que llegó a los 18 años a Unión La Calera y a quien los médicos le recomendaban que tomara vino para que engordara, fue el héroe de la jornada. Llevaba nueve años en la zaga de los "rojos" y aún recuerda el partido más mítico de la historia calerana.

"El Estadio Nacional estaba lleno. Los colocolinos se habían convertido un autogol y ganábamos por uno cero. Sin embargo, reaccionaron y nos hicieron un par de goles. Luego el brasileño `Zullinger´ les hizo dos. Cerca del final nos empataron. Seguimos peleando y tuve la suerte de hacer el gol del triunfo. Ganamos cuatro a tres y nos recibieron como héroes en La Calera".

También Sabino Chahuán comenzó a hacer historia, pues estaría a la cabeza de Unión La Calera hasta 1967. Pese a no ser enérgico, era muy respetado por los jugadores. Luis "Tato" Pérez recuerda que "era un caballero. Tenía buen trato con todos. Nos escuchaba lo que teníamos que decirle y nos daba consejos. Era a él a quien recurríamos cuando teníamos problemas futbolísticos o personales".

7.3.- Un zaguero que sería el mejor del mundo

Durante las dos primeras campañas en la División de Honor, los equipos que había presentado Unión La Calera habían llamado la atención. Los jugadores Antonio Vargas, Moisés Silva, Fidel Zuleta y Raúl Torres, entre otros, eran pretendidos por los grandes del fútbol chileno. Sin embargo, optaron por quedarse en el cuadro "rojo", para el torneo de 1964, bajo la conducción técnica del argentino Salvador Biondi. También llegó el centrodelantero argentino Juan Carlos Soria.

Además, agregaron a un zaguero villalemanino de 17 años que pertenecía a los registros de Santiago Wanderers. Sergio Olave Castillo recuerda que "siempre hubo buenas relaciones con los evertonianos y wanderinos. Incluso, y varios más, éramos socios de Unión La Calera, de Wanderers y Everton. Además, hasta entonces, habíamos tenido muchos jugadores que provenían de esos clubes".

Elías Figueroa había debutado por Santiago Wanderers a los 16 años. Reemplazó a Raúl Sánchez que era el defensa central de la Selección de Chile. Era un "crack" en potencia que ya había sido seleccionado chileno juvenil en un Sudamericano en Colombia. Sin embargo, no tenía -por entonces- un cupo en su club. Por lo que la oferta de jugar en otro equipo le era tentadora.

El mismo Elías Figueroa recuerda que "el presidente de Unión La Calera, Sabino Chahuán y el entrenador Salvador Biondi me fueron a buscar a Wanderers. Ya me había casado y la hija del presidente calerano estudiaba en el mismo colegio de Quillota (Nuestra Señora del Huerto) donde estudió mi esposa Marcela Kupfer. Pensé que era un lugar donde tendría gente conocida".

Las conversaciones para conseguir el préstamo del joven zaguero fueron muy largas. Elías Figueroa dice que "todas las semanas llegaban a Wanderers el presidente Sabino Chahuán y el `Tano´ Biondi. Hasta que convencieron al dirigente Bartolomé Vacarezza y consiguieron que me viniera por la temporada de 1964".

En La Calera se iniciaría su larga carrera que, con los años, lo convertiría en "el mejor zaguero del mundo". Elías Figueroa recuerda que fue muy bueno eses equipo. Estuvimos entre los primeros lugares del torneo por varias fechas y además le ganamos a la Universidad Católica y Colo Colo. Nos convertimos en un cuadro solicitado y participamos en varios torneos extras, junto a los equipos grandes del país y algunos extranjeros".

No sólo en la cancha fue bien tratado. Los caleranos lo convirtieron en un ídolo. "Yo -dice- viajaba todos los días en tren a la ciudad y advertía el cariño de la gente. Iba a las casas de Sabino y Nicolás Chahuán, con quienes mantuve una larga amistad. También me reunía con los compañeros en un café del centro o en la residencial (`Alcazar´, en J.J. Pérez) de `Doña Nena´, donde almorzaba después de los entrenamientos y antes de volver a mi casa en Villa Alemana. También nos quedábamos allí para las concentraciones ".

Dice que la mayor virtud del cuadro "rojo" de 1964 fue su compañerismo y un plantel de jugadores de calidad, que se sobreponía a cualquier circunstancia adversa. "Recuerdo -agrega Elías Figueroa- que en un viaje a jugar con La Serena, quedó en pana el microbús que nos llevaba. Nos subimos en la parte de atrás de un camión y llegamos, como las seis de la madrugada, muertos de frío al hospedaje. Apenas nos habíamos acostado comenzaron a sonar las campanas de una iglesia cercana. Igual ganamos el partido en la tarde". A fines de 1964 Elías Figueroa volvió a Wanderers, jugó el Mundial de 1966, pronto partió a Peñarol de Uruguay e Internacional de Brasil. Después del Mundial de 1974 fue considerado el mejor defensa central del mundo.

El cuadro de Unión La Calera terminó en el noveno lugar en ese torneo. Empató el puntaje con Everton pero la diferencia de goles los relegó una posición. El dirigente Arturo Chahuán Issa recuerda que "aquel era una excelente equipo, con jugadores de calidad en todos los puestos. Hasta las fechas finales estuvimos cerca de los punteros. Sin embargo, la expulsión del defensa Pascual Valencia, unos partidos antes que terminara el torneo, nos hizo perder puntos. Ese año Unión La Calera debió haber terminado más arriba".


7.4.- Un "mago" flaco y con las piernas chuecas

La campaña de 1964 no tendría sólo a Elías Figueroa como el único ídolo de la hinchada. El delantero Manuel Saavedra Ibarra, flaco y con las piernas chuecas no le iba en zaga. Se convirtió en una especie de ícono popular de los caleranos. No tenía ni la pinta, ni los años, ni la contextura para ser futbolista. Sin embargo, en la cancha era mágico. La gente los apodó "El Mago" Saavedra.

Manuel Saavedra cuenta su historia calerana, que se alargó por diez años vistiendo la casaquilla "roja". "Me había ido a probar a Trasandino de Los Andes, mi ciudad, pero el entrenador Raúl Pino encontró que no servía para el fútbol y que me dedicara a otra cosa. Unos años después me llamó hasta la Selección Chilena".

En marzo de 1964 "me vine con tres amigos a probarme a Unión La Calera. Era un arquero, un marcador de punta y yo, puntero izquierdo. Salvador Biondi necesitaba un delantero y ordenó que me vistiera. A los cono minutos estaba en la cancha, flaco y con las piernas chuecas, maravillándome de los impresionantes físicos de Antonio Vargas, Moisés Silva, Elías Figueroa, Fidel Zuleta, Luis `Tato´ Pérez".

"Yo -agrega era flaquito, tenía 22 años, pesaba 65 kilos y medía un metro ochenta. Estaba feliz y asustado. Jugué en la punta izquierda en el equipo Reserva. Me marcó Antonio Vargas, un verdadero ´toro´, pero igual le hice un par de túneles y convertí un par de goles. En el segundo tiempo jugué en el cuadro titular. Después del partido, me llamó Nicolás Chahuán y a las dos semanas me hicieron contrato".

Manuel Saavedra hizo un nervioso debut profesional con Deportes La Serena, pero igual hizo dos goles. Sin embargo, su apodo de "Mago", se lo puso su compañero Fernando Córdova, en un partido en Santa Laura contra Unión Española. "Le pegué a la pelota, con tres dedos, desde las cercanías del córner. La pelota entró y sólo escuché a mi compañero que gritaba: `¡ Mago! ¡Mago!". De ahí nació el apodo que me marcó y que los caleranos hicieron suyo".

"El Mago" Saavedra dice que fue feliz "con mis jugaditas", que lo llevaron hasta la Selección Chilena y al Sudamericano de Montevideo. "Estuve diez años en Unión La Calera. Después del equipo del 64 hubo muy buenos equipos. Yo estuve en Unión La calera diez temporadas. Aunque pude irme a otros equipos, preferí quedarme, aunque en varios otros lados me ofrecían más plata. Unos seis años hicimos buenas campañas y el resto los pasamos luchando por no descender. Es la ley de los equipos chicos, pero nunca tuve que llorar un descenso".

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7.5.- La rebelión por Vargas y el bendito dato de un ferroviario

El campeonato de 1964 dejó a los caleranos con ganas de llegar más alto. Pese a la partida de Elías Figueroa, se hicieron las gestiones para hacer un buen equipo. Para la campaña de 1965 se contó con el aporte de los argentinos Stauka y Muriela, además de Raúl Saporiti, un astro del fútbol trasandino, que después fue campeón del mundo con la Selección Argentina, como ayudante de César Luis Menotti, en 1978.

Sin embargo, la partida de Antonio Vargas provocó un escándalo. Los contó la Revista "Estadio". "No quedaron muy bien puestos los dirigentes caleranos, ante sus socios, con la transferencia de Antonio Vargas. Hubo seria oposición al traspaso, con petición de asamblea, intentos de mitin en la plaza y rotura de carnets. La gente de Unión La Calera entendía que si se estaba reforzando el cuadro con Staukas y Saporiti, no debía debilitarse en la defensa con la pérdida de Vargas. Pero cuando reventó la `rebelión´ el defensa lateral ya estaba transferido a Audax".

Sin embargo, la campaña de Unión La Calera en el Campeonato de Primera División de 1965, dejó mucho que desear. Ganaron apenas ocho partidos y resultaron penúltimos en la Tabla de Posiciones, a escasos puntos de Coquimbo Unido que debió irse a los potreros. De todos modos, ese año Unión La Calera volvió a contar con Moisés Silva, una de las figuras del torneo. Se jugó, cuando se inauguraron las primeras luces del Estadio Municipal, con la Selección de Cuba. Los "rojos" caleranos ganaron por un gol a cero.

A principios de ese mismo año, llegaron a Unión La Calera dos jóvenes jugadores de Copiapó. Habían sido contactados por un ferroviario, de apellido Aceituno, quien les habló a los dirigentes caleranos de un puntero de grandes condiciones. Se trataba de Luis Araya de quien se hablaban puras maravillas y a quien trataban de fichar varios clubes profesionales.

En una entrevista a "El Observador", el entonces presidente Sabino Chahuán contaba que "los ferrovarios eran los mejores veedores de futbolistas que teníamos en el club. El señor Aceituno nos trajo el dato de Luis Araya y de Osvaldo Castro. Otra historia señala que el gerente de Unión La Calera, Julio Rouston, después de conseguir el contrato de Araya, pasó a lustrarse los zapatos a la plaza de Copiapó. Allí supo por el lustrabotas que había un muchacho que jugando a pie pelado le pegaba como con un fierro a la pelota.

En una entrevista a Osvaldo Castro en el Diario "Crónica" de Concepción, el jugador dice que "don Julio, que era un zorro en el fútbol y no miraba a nadie en menos le hizo caso. Me fue a ver y me preguntó si quería jugar en Unión La Calera. Yo tenía 18 años. Lo llevé a mi casa, le presenté a mi madre y le pedí permiso para irme. Sólo me traje una maleta plástica y mi radio de velador".

Sin embargo, ambos jugadores llegaron, en 1965, cuando el plantel estaba listo, por lo que debieron volver a Copiapó. El arquero Luis "Tato" Pérez -que ya estaba en sus últimos años "rojos"- fue el primero en probar los balonazos de Osvaldo Castro. "Se quedó chuteándome al arco después de un entrenamiento. Realmente le pegaba fuerte al balón y yo quedé con los brazos doloridos. Le dije al entrenador José María Lourido que había que dejarlo, pero ya no había cómo inscribirlo".

7.6.- La furibunda zurda del "Pata Bendita"

Antes que se iniciara la preparación para el torneo de 1966 llegaron a Unión La Calera los delanteros copiapinos Luis Araya y Osvaldo Castro. El primero tuvo una deslucida actuación por el cuadro de los "rojos" caleranos. El segundo se convertiría en una de las más grandes leyendas de Unión La Calera y el fútbol chileno y mexicano.

El dirigente calerano Nazzar Chahuán Nazar lo recuerda como "un muchacho muy sano y de una humildad extraordinaria fuera de la cancha. Se casó con Susana Bobadilla, una muchacha calerana. Sin embargo, en el campo de juego no se achicaba ni ante el más pintado. Con `El Mago´ Saavedra armaron una gran dupla y jugaron juntos hasta en la Selección Chilena".

De los goles que hizo el delantero, que fue apodado "El Pata Bendita", se podría escribir un libro aparte. Entre sus "víctimas" futbolísticas se cuentan los arqueros Jesús Trepiana, Adison Aguilar, Juan Olivares, Manuel Astorga y varios zagueros que osaron interponerse entre su zurda -que calzaba el 38- la pelota y el fondo de las redes.

Manuel "Mago" Saavedra fue quien mejor lo conoció sobre el pasto. "Osvaldo Castro -dice- tenía la virtud de picar desde el primer minuto hasta el final del partido. Era incansable y siempre tenía el arco entre ojo y ojo. Hacíamos una jugada en diagonal, donde él siempre quedaba con la opción de fusilar a los pobres arqueros. Aparte de pegarle fuerte, le daba una comba que dejaba a los metas tirados para el lado contrario. No tenía idea de táctica. El disfrutaba sólo con hacer goles".

El ala izquierda de Unión La Calera, con el "Pata Bendita" y "El Mago" Saavedra adquirió rápida fama. En el año del debut de la dupla el entrenador Alejandro Scopelli los llamó a una primera preselección nacional. También nominó al defensa central calerano Fidel Zuleta. (También estaba Elías Figueroa). Osvaldo Castro y Manuel Saavedra jugaron, por la Selección Chilena, el Sudamericano de Montevideo en el año siguiente.

Sin embargo, su actuación en el Seleccionado Nacional causó más de un recelo entre algunos caleranos. La Revista "Estadio" señaló que "ambos integrantes del ala izquierda ya no son tan resueltos (en sus club) como en la primera parte del campeonato, en que llegaron no sólo a constituirse en una verdadera revelación de nuestro fútbol, sino que recibieron con justicia el verdadero espaldarazo que para esos dos jugadores les significó el ser designados integrantes del plantel seleccionado".

Pese a que el renovado equipo de 1966 tenía a grandes jugadores como Constantino Mohor (quien fue seleccionado chileno), el arquero Francisco Valencia y José Bravo, entre otros, además de tres goleadores de fuste: el uruguayo Pedro Grafigna, Osvaldo Castro y Manuel Saavedra, el cuadro de Unión La Calera remató en el décimo lugar al término del campeonato. Peor estuvieron en 1967, donde resultaron penúltimos (con el peruano Gerardo Delgado como goleador) y sólo en el último partido pudieron aventajar a San Luis, por un punto.

En los años 1968, siendo presidente del club el industrial Juan Vasalli, se cambió el sistema de torneos -un Metropolitano y un Provincial- y Unión La Calera se mantuvo más cerca del fondo que de la medianía de las tablas. Sin embargo, el "Pata Bendita" seguía dando que hablar por sus furibundos goles y por una singular transferencia a Deportes Concepción, cuando había recibido suculentas ofertas de clubes argentinos y uruguayos.

Según el Diario "Crónica" de Concepción, "la dirigencia calerana enfrentaba serios problemas de financiamiento, que sólo las ofertas por el `Pata Bendita´ podían remediar. En ese momento la prensa capitalina especulaba con una oferta de San Lorenzo de Almagro, que ofrecía 200 mil escudos de la época.

Sin embargo, Osvaldo Castro se fue a Deportes Concepción -según cuentan ellos mismos- "por veinte mil escudos en billetes y 170 mil en puros documentos a la fecha". Jugo dos años en el equipo penquista (en 1969 fue goleador del campeonato) y luego fue vendido a México, por mucho más dinero que por el que había sido comprado. Allá fue un ídolo, lo fracturaron y volvió a jugar. Los mexicanos hasta le hicieron una película con sus goles.

lunes, 19 de julio de 2010

CAPITULO 6: Cuando Unión La Calera subió a Primera División

6.1.- El artífice de la gran jornada

La pobre campaña de los "rojos" en 1960, obligó a que el talquino Oscar Andrade reemplazara en la banca al argentino Donato Hernández. Llegó en la Segunda Rueda y logró que el equipo ascendiera desde los últimos puestos al quinto lugar. Entonces tenía 39 años. Había sido jugador de fútbol profesional. Jugó en Rangers, Santiago Morning y Bádminton. Fue alumno de Alejandro Scopelli en el curso de entrenador.

Era conocido en esta profesión en la zona, pues había sido campeón de la División de Honor de Valparaíso, dirigiendo al "Walter Müller". También estuvo a cargo de Rangers, con quien subió a la Primera División. Fue ayudante de Luis Tirado en la preparación de la Selección de Chile para las eliminatorias del Mundial de 1954.

También Oscar Andrade estuvo a cargo de Universidad Técnica durante tres años. En La Calera se le recordaba por haber dirigido al equipo santiaguino en la polémica final de 1955. Cuando llegó al cuadro "rojo" impuso una disciplina de hierro. Una nota de "La Unión" de Valparaíso, en 1961, daba a conocer sus importantes atribuciones.

"El entrenador Oscar Andrade -señalaba la nota periodística- tiene la autoridad superior para castigar, multar o suspender a sus jugadores. También debe responder por la preparación técnica y física de sus dirigidos, de sus estados de salud, además de mantener la disciplina dentro y fuera de la cancha".

Contaba con un enorme respaldo del presidente Arturo Ovalle Ortúzar y toda la plana directiva de Unión La Calera. Logró conformar un plantel de jugadores con una preparación física envidiable, alto espíritu de lucha y entrañable amor por su club. Para muchos, Oscar Andrade fue el artífice de las grandes jornadas que vivió la ciudad durante la campaña de los "rojos" en 1961.


6.2.- La conformación de un plantel de lujo

La campaña de 1961 sorprendió a Unión La Calera en un buen pie institucional. Tenía un cuadro directivo de prestigio, presidido por el empresario Arturo Ovalle Ortúzar, quien fue director de la sede de Viña del Mar, del Mundial de Fútbol de 1962.

Era una mixtura de dirigentes antiguos y nuevos -con representantes de la ciudad y profesionales de Cemento Melón- como Ramón Aravena Laborde, Serapio Ayala, Eugenio Messina Marchant, Diego Lillo Gómez, Alfonso Serrano, Lino González, Guillermo Leighton, Mario Espinosa, Oscar Bauer Rodríguez, Isat Abuyeres, Oscar Núñez Valencia y otros.

Por su parte, Oscar Andrade se preocupó de reforzar el cuadro del año anterior con algunas figuras de prestigio. Uno de ellos era el ex seleccionado nacional René Orlando Meléndez, quien había campeón de la División de Honor con Everton en 1950 y 1952.

El ex dirigente Sergio Olave Castillo recuerda que "se hizo una campaña en la ciudad para fichar a René Meléndez. En poco tiempo se logró reunir los 150 mil pesos de su pase. Además, recibió un camión como prima de su contrato, que arrendaba a Cemento Melón".

También llegó Orlando Cunha Filho, uno de los primeros brasileños que jugaron en el fútbol chileno. Debió haber sido el primero, pues aunque llegó antes que Zezinho -que jugó en Santiago- le costó aclimatarse a La Calera. Había jugado en Juventus de Sao Paulo y, después de unos meses, se convirtió en un ídolo de los hinchas caleranos. A ellos se sumó la consolidación de jugadores como Fidel Zuleta, Antonio Vargas, Moisés Silva, Raúl Torres, Edgardo Ortiz y varios más.

El plantel que conformó Oscar Andrade tuvo como jugadores a Luis Pérez Arancibia, Luis Anabalón Mena, Luis Aranda González, Alfredo Avilés Barahona, Rigoberto Cabrera S., Orlando Da Cunha Filho, Manuel Escobar Moraga, Nelson García Jiménez, Héctor Leiva Astudillo, Luis Libuy Zamora, René Meléndez Brito, Osvaldo Ocaranza M., Sergio Orellana Aceval, Edgardo Ortiz, Pedro Arancibia, Juan Rojas Calderón, Ismael Sandoval, Luis Sandoval Mena, Moisés Silva Silva, José Raúl Torres Montes, Misael Urrea Vega, Viterbo Valdivia Toro, Pascual Valencia, Antonio Vargas Meneses y Fidel Zuleta Olavarría, capitán del cuadro.

6.3.- Cuando los domingos caleranos fueron una fiesta

La hinchada calerana pareció adivinar que 1961 sería una fiesta perpetua. Desde el primer partido, las graderías del Estadio Municipal comenzó a atraer a una gran cantidad de público. Los sucesivos triunfos del cuadro "rojo" crearon un ambiente de gran convocatoria. Nelson García recuerda que volvieron las camisas de Sergio Olave para premiar a los goleadores "y los más democráticos corderos de la Carnicería Morales, que estaba en J.J. Pérez".

El mismo Nelson García recuerda que "se hablaba de fútbol toda la semana. Incluso, después de los triunfos, Rodolfo Mateluna nos llamaba a los jugadores de Unión La Calera que éramos empleados de Cemento Melón y no nos dejaba trabajar. Debíamos comentar con él las alternativas del partido. Cuando íbamos a jugar afuera, nos acompañaban cientos de personas. No miento si digo que en algunos partidos la ciudad quedaba casi vacía".

En los primeros partidos Unión La Calera ya era un equipo temido por sus rivales. Desde el inicio de la competencia se encumbró como puntero. El entrenador argentino de `O´Higgins´ de Rancagua, Ovidio Casartelli, decía que los caleranos era "un cuadro de gran rendimiento y con jugadores de gran técnica. Será difícil que lo derroten y menos que lo desplacen del primer lugar".

Ese año, la División de Ascenso tenía doce equipos. Cada uno mantenía planteles con grandes jugadores. Desde el inicio del torneo la lucha se dio con Unión San Felipe, Deportes La Serena, Magallanes Ñublense, Trasandino y Coquimbo Unido. Después de 17 fechas, sólo en la sexta jornada de la Segunda Rueda el cuadro de Unión La Calera vino a conocer su primera derrota. Fue en San Felipe, por tres goles a dos.

La prensa de la época -que le daba amplio espacio a la campaña de los "cementeros"- señaló: "Unión La Calera cayó con todos los honores. Fue vencido, pero vendió cara su derrota y no cejó hasta el pitazo final en busca de la paridad. Aunque se lesionó (Antonio) Vargas disputó cada pelota con ganas y la defensa sanfelipeña resistió bien el asedio, aunque los rojos le hicieron los dos goles en el segundo tiempo".

En unas jornadas más, Unión La Calera perdería con Trasandino, lo que hizo que el campeonato se hiciera más entretenido. Sin embargo, los caleranos volvieron pronto a los triunfos y nunca se desprendieron de la punta de la tabla de colocaciones. Pese a las derrotas, la hinchada jamás le dio la espalda y los domingos estuvieron alentado a sus ídolos desde las graderías del Estadio Municipal o de cualquier otra cancha.

Un relato de la época -del diario "La Unión" de Valparaíso- señalaba: "Más de 800 socios y simpatizantes de Unión La Calera a acompañaron a su cuadro favorito para estimularlo en el difícil match con Universidad Técnica del Estado. Un tren espacial y cinco buses transportaron a los hinchas a la capital, que se trasladaron de la Estación Central, caminando a los sones de una banda.

"Los aficionados -agregaba `La Unión´- premunidos de gorritos rojos y organizados en una disciplinada barra, vivaron a sus jugadores en todo momento , estimulándoles a sacar fuerzas de flaquezas cuando se demostraban inseguros e imprecisos. Al finalizar el partido dieron rienda suelta a su alegría por el triunfo (dos por cero) y regresaron cantando al tren y vehículos que los llevarían de vuelta a sus hogares".

6.4.- Ascenso en Coquimbo y campeones en Chillán

Unión La Calera supo que subiría a la División de Honor del Fútbol Profesional en la antepenúltima fecha del torneo de 1961. Derrotó a Coquimbo Unido, el sábado 29 de octubre, antes seis mil espectadores en el puerto nortino. Entre los asistentes había más de 600 caleranos que viajaron por más de siete horas para vivir la histórica jornada.

Fue una dramática victoria, por dos goles a uno, conseguida en los últimos minutos a través de un tanto de Raúl "Chico" Torres, quien también había convertido el primero. La prensa de la época, que señala que Coquimbo Unido comenzó ganado con un gol de en la primera etapa.

En el segundo tiempo empató Unión La Calera y, cuando se acercaba el final del partido, "(Raúl) Torres despidió un sorpresivo `cañonazo´ desde lejos y logró el triunfo ante la sorpresa de los coquimbanos y la alegría de los caleranos. Sergio Olave Castillo recuerda que "los jugadores lloraban en el campo y los hinchas estábamos felices. Sin embargo, los coquimbanos se enojaron más de la cuenta por la derrota y tuvimos que mantenernos por más de dos horas en el estadio"

Faltando sólo dos jornadas para el término del campeonato, Unión La Calera, con 31 puntos, se mantenía puntero -por una unidad- sobre San Felipe. Los seguían, con 24 y 23 puntos, respectivamente, Deportes La Serena, Ñublense, Magallanes y Trasandino. El reglamento de la Segunda División para ese año estipulaba que subirían cuatro clubes.

Sin embargo, Unión La Calera quería ser campeón. Para lograrlo debía derrotar a San Bernardo y luego viajar a enfrentar al peligroso Ñublense de Chillán. Ante un lleno completo en el Estadio Municipal de La Calera, los "rojos" derrotaron, por 5 goles a dos, al equipo ferrocarrilero de San Bernardo Central. Entretanto, Unión San Felipe enredó un punto. Sólo bastaría un empate en Chillán.

El domingo 14 de noviembre de 1961 la ciudad estaba vacía. En la noche anterior un inmenso convoy con caleranos había iniciado su viaje con destino a Chillán. Iban en busca de la Copa de Campeones de Segunda División. Un gol de tiro libre de Moisés Silva le dio el título a Unión La Calera. De los 22 partidos del torneo, Unión La Calera logró 14 triunfos, seis empates y sólo dos derrotas. Raúl Torres fue el goleador del campeonato, con 15 goles.

El arquero Luis "Tato" Pérez recuerda que el partido en Chillán terminó empatado a un gol. "Después del tiro libre de Moisés Silva nos defendimos con todo lo que teníamos. Ellos tenían un argentino grandote (José Borello) que nos hizo pasar muchos sustos, pero al final fuimos campeones. La emoción fue tanta, que no recuerdo muchas cosas. Esa tarde, yo regalé hasta mis zapatos de fútbol. Unos años después, un calerano a quien no conocía, me dijo: `gracias `Tato´ por regalarme tus zapatos en Chillán´".

6.5.- Una fiesta popular que duró dos días

La fiesta por el Campeonato de la Segunda División se inició en el precisó momento en que el árbitro dio el pitazo final. Los caleranos convirtieron Chillán en un carnaval. También en La Calera se habían iniciado los festejos. Durante horas los caleranos que se habían quedado en la ciudad esperaron a sus coterráneos frente a la Estación de Trenes para abrazarse y saber de las historias del titánico triunfo chillanejo.

Entretanto, el plantel viajó, en la misma tarde del domingo, en un bus, de vuelta a la ciudad. Luis "Tato" Pérez recuerda que "después de la fiesta de Chillán, nos trajeron a La Calera. Nos exigieron que nos fuéramos a nuestras casas y que nos `fondeáramos´ hasta el día siguiente. Nadie podía salir a la calle, pues se estaba preparando una gran bienvenida a la ciudad.

"Nos pasaron a buscar a cada uno -agrega Luis `Tato´Pérez- a nuestras casas y nos llevaron hasta la Bomba de Bencina que tenía el presidente del club, Arturo Ovalle, en la entrada de Artificio. Nos subieron a una micro y, entre una enorme cantidad de gente, que incluso se subió la bus, llegamos hasta un escenario que había instalado la Municipalidad".

Sonia Aravena, hermana del alcalde Ramón Aravena y esposa del jugador Héctor Leiva- participó en la preparación de los festejos. "La idea de mi hermano era celebrar el campeonato con una gran fiesta popular. La gente llenó las calles y se mantuvo en ellas por largas horas. Los jugadores que habían estado en más partidos recibieron medallas de oro, los que habían jugado menos, sólo de plata.

A mi marido (Héctor `Tito´ Leiva) que había jugado bastante en el año, le dieron una de plata. Cuando le pregunté a mi hermano la razón y me respondió, con una sonrisa: `¡Cálmate! Piensa qué va a decir la gente si le entregó una medalla de oro a mi cuñado, que no jugó todos los partidos. Además, las que compramos no alcanzaban para todos´". Durante la fiesta se conoció el desafío de Unión San Felipe, que había terminado a un punto de los campeones, de jugar una final extra con Unión La Calera.

Alguien aceptó la singular propuesta y se jugó un partido entre caleranos y sanfelipeños en el Estadio Nacional, en un preliminar de un amistoso entre la Selección de Chile y la de Rusia. Ganó Unión La Calera por cuatro goles a dos ante setenta mil personas. No quedó duda alguna quién era el campeón.

Un tiempo después se jugó un amistoso con la "roja" en la capital, donde se perdió por tres goles a cero. Era el preludio de lo que sería el esperado debut de los "rojos cementeros" en el fútbol grande.